Gustavo Quinteros está sufriendo por varios asuntos, pero deseo referirme a un fenómeno poco usual (pero nada extraordinario) en sus primeros pasos como entrenador de la Tricolor: una mezcla de regionalismo y anti-emelexismo que le genera un fuerte rechazo en hinchas y gente de opinión pública que está molesta (¿y resentida?) por haber llevado a la Copa América a siete jugadores del Bombillo.
Históricamente, Ecuador no solía contratar a seleccionadores tan identificados con los clubes justamente para no dar paso al regionalismo, latente en estas tierras. Por eso la tendencia siempre fue traer extranjeros que no tuvieran pasado y, por eso mismo, compromisos con determinado club. Esto contrasta notablemente con Chile o Paraguay, por ejemplo, donde lo habitual ha sido que los entrenadores de la selección sean los que antes tuvieron éxito en los equipos locales.
Luis Fernando Suárez podría ser una excepción porque vino del Aucas, pero ni tanto: ya tenía pasado en la Tricolor como asistente de Maturana y el Papá no genera resistencia entre los hinchas.
Yo creo que no es culpa del entrenador que la actual Tricolor no tenga jugadores de Barcelona y El Nacional, y solo uno de Liga. Hay una decadencia galopante en nuestros semilleros y eso se nota en la incapacidad de ponernos de acuerdo en, por ejemplo, quiénes son los mejores centrales del país (la pregunta ya es “quiénes son los menos malos”).
Pero los errores de los azules en la Copa América han generado enfado, descontento e incluso rechazo a la Emelección de Quinteros, quien debe hacer todo lo posible para que la hinchada esté convencida de que van los mejores, sean azules o de cualquier color, o seguirá siendo blanco de memes durante las eliminatorias.