Partido jugado en el estadio Christian Benítez entre River Ecuador y Liga de Loja. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO
Cada vez que Nelson Soliz tomaba la pelota, la afición que llegó al estadio Christian Benítez lo pifiaba, también se escuchaba un coro de abucheos; por eso, cuando el mediocampista anotó el único gol en la victoria 1-0 de River Ecuador sobre Liga de Loja, se llevó un dedo a la boca, pidiendo silencio a los hinchas.
El jugador se ganó la antipatía de los asistentes al reducto porteño, porque por momentos trasladaba el balón por muchos metros, sin dar pases a sus compañeros. Soliz se sacaba de encima hasta tres rivales, pero al no ceder el balón, retrasaba los contragolpes que buscaba River.
Cerca de 1 000 personas estuvieron en el estadio Christian Benítez para el duelo entre guayaquileños y lojanos. Ellos se impacientaban porque el cuadro local no anotaba, pese a haber generado tres acciones de gol en 30 minutos.
Humberto Pizarro, estratega de River, recriminó al jugador y le pidió que juegue de primera intención. Ese llamado de atención sirvió para que el mediocampista mejorea su rendimiento; al minuto 40 anotó el único gol del encuentro.
Antes del gol, Pizarro lucía nervioso. El DT ecuatoriano gritaba y gesticulaba desde el área técnica, para que sus jugadores se apliquen en la cancha; cuando se cansaba, volvía a la banca de suplentes y su asistente, Jason Zambrano, se encargaba de dar las indicaciones. Ese cambio se dio cinco veces durante los 90 minutos.
Los hinchas no dejaron tranquilo a Soliz, pese a haber anotado. Ellos siguieron reclamando con cada jugada que protagonizaba el espigado mediocampista. Los ataques del equipo visitante pusieron nerviosos a los aficionados.
Naula bien marcado
El juvenil de Liga de Loja, Anderson Naula, recibió 18 faltas durante los 84 minutos que permaneció en la cancha. El petiso atacante fue marcado de manera escalonada; José Cazares, Juan Lara y Christian Cruz fueron los encargados de custodiar a delantero.
“Fue un partido de mucho roce, pero son cosas del fútbol, esto me sirve para mejorar”, mencionó el jugador de 17 años, al final del encuentro. Él se paraba y seguía jugando después de las faltas que le cometían, no reclamaba ni reaccionaba en contra de sus rivales.
Pizarro ordenó a sus jugadores que tengan cuidado con el delantero, porque en el juego de ida, en el estadio Reina del Cisne, les marcó un gol de media distancia.