Para los mayores opositores de la anterior administración de la Ecuafútbol (Liga, Universidad Católica, Manta) el último Congreso del fútbol dejó percibir nuevos aires en la dirigencia.
Que el precongreso, a pedido de la Católica, sea puertas abiertas -con la presencia de los periodistas- fue un buen símbolo para comenzar. También fue reconfortante escuchar un informe de tesorería discutido y examinado al máximo por quienes ahora se han transformado en severos fiscales cuando antes eran simples alza manos.
Para matizar asomó un
detalle desconocido, aunque supuestamente aceptado. Los uniformes de la Selección se entregaban tras una simple llamada telefónica -dicho por el presidente Carlos Villacís-, lo cual es inadmisible en una organización medianamente potable. También existieron procedimientos jurídicamente aceptados, aunque incoherentes con la realidad como que los clubes de la B votaran la fecha de inicio del torneo de la Serie A.
Actualmente la presidencia de la FEF es terrenal. Acepta errores y encuentra millones de dólares enviados por FIFA para el desarrollo del fútbol.
Al parecer la dirigencia busca auto depurarse. Hace propósito de enmienda y acepta la autocrítica para crecer institucionalmente.
Sin embargo, al existir al interior de la FEF, personajes duros de cambiar, siempre habrá espacio para la duda. A final de año se decidirá a quien se entrega los derechos de TV del torneo. Será un magnífico escenario para evaluar el crecimiento de la dirigencia.