Paúl Ambrosi (izq.) y Franklin Salas (der.) exjugadores de Liga de Quito, jugarán un cotejo de despedida el sábado 11 de junio del 2016. EL COMERCIO
Franklin Salas, de 34 años, tiene cicatrices de ocho operaciones. Son las marcas de las agujas que atravesaron sus rodillas, tendones y tobillos en su época de futbolista profesional, que esta tarde (17:00, en la Casa Blanca) llega a su fin. Se despide con su amigo y excompañero albo Paúl Ambrosi, en el estadio en el que ambos se convirtieron en ídolos.
Las lesiones acompañaron la carrera del ‘Mago’, apodo que se ganó por sus piruetas con las que mareaba a sus rivales en las canchas. Cuando parecía que iba a gambetear con la pierna zurda salía raudo con la pierna derecha. Los defensas, uno tras otro, intentaban cazarlo, pero sin éxito.
Por ese estilo de juego, el ‘Mago’ hechizaba a la tribuna, pero también recibía golpes de sus adversarios. El año pasado, tras
15 años de carrera, ya empezó a sentir los estragos. Las rodillas se le inflamaban tras un entrenamiento o un partido con el Deportivo Quito. Entonces, empezó a pensar seriamente en el retiro.
Al inicio no era así. Cuando era adolescente solo quería jugar al fútbol y se vinculó a las formativas de Liga, hasta dar el salto al equipo de la Primera categoría. Su debut oficial fue el 12 de febrero del 2000, ante El Nacional. La ‘U’ venció 4-1 y Salas marcó uno de sus goles, en el escenario de Ponciano.
En las prácticas del plantel profesional de ese 2000, los ‘grandes’ ya empezaban a tomarlo en cuenta por su juego. Uno de esos días, Álex Escobar se percató de que Salas tenía unos pupos desgastados.
El colombiano se le acercó y le dijo que esos no eran zapatos para un profesional y, por eso, le regaló unos suyos.
Con ese gesto, el ‘Pibe de Barrio Obrero’ se ganó la admiración del talento emergente. Tanto que, hasta ahora, él conserva esos zapatos en los muebles de su hogar. Esos pupos están entre los
300 pares de botines que empezó a guardar desde su época de debut.
Los guarda con recelo. Por eso, cuando su hijo Joshua se acerca y pregunta por cualquiera de esos botines, Salas se pone alerta. “Si me dice que le gusta uno de los zapatos, simplemente le doy un coscacho y le digo que ni piense en usarlos”, comenta entre risas.
Esos pupos también le recuerdan sus lesiones. La más dura fue una rotura del ligamento posterior de la rodilla izquierda, en el 2005″ que le impidió ir al Mundial de Alemania 2006 con la Selección.
También le privó de vincularse al River Plate de Argentina. Rodrigo Paz, directivo albo, entonces negociaba el 50% del pase del jugador. Pero la lesión frustró el fichaje.
Salas dice que las lesiones y las operaciones le enseñaron a salir adelante y fueron su motivación. “Más que los títulos, el superar esas lesiones fueron mis mayores logros. Tras las operaciones, siempre tuve la fortaleza para volver a jugar. Me quedo con eso”.
Hoy, las medias blancas cubrirán las cicatrices y el ‘Mago’ saltará a la cancha con excompañeros como Roberto Palacios, Geovanny Espinoza, Agustín Delgado y exglorias de la ‘U’ como Polo Carrera. Será un partido de dos tiempos de 40 minutos.
El ‘Mago jugará con el número 11, mientras que Ambrosi (de 35 años) lo hará con el 4, el que lo distinguió en la U.
Heredó el ‘4’ luego de que Ulises de la Cruz saliera del plantel para ir al exterior.
Salas y Ambrosi nunca jugaron juntos en un equipo de las formativas de la ‘U’, pese a que pasaron por la cantera alba. Recién coincidieron en el equipo en el 2000, al ser promovidos a Primera categoría.
Antes de llegar al plantel de los ‘grandes’, Ambrosi jugó de mediocampista de avanzada y de delantero. Pero en Primera, el DT chileno Manuel Pellegrini necesitaba un lateral zurdo.
Se adaptó a ese puesto y se convirtió en titular en los futuros años.
Con la ‘U’ saboreó cuatro títulos nacionales. Pero su mayor logro -dice- fue celebrar el título de la Copa Libertadores de América del 2008. “Fui titular durante toda esa campaña. Es el máximo orgullo para un liguista”.
Son recuerdos que mantiene presente ahora, que está alejado del fútbol. Ambrosi, quien tiene el título de ingeniero comercial, labora en una empresa de avalúos y catastros.
Él ve lejana la posibilidad de vincularse al balompié por el momento, pero no lo descarta. Algo serio y algo en broma, Salas le dijo que le acompañe como preparador físico en el futuro. “No le pedí que sea mi asistente técnico, porque esos serruchan el piso”, dijo y soltó una carcajada. El ‘Mago’ estudia Dirección Técnica en el instituto de la Ecuafútbol.