Tres jugadores de Universidad Católica buscarán a través del fútbol, superar las secuelas que les dejó el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, que afectó la noche del sábado 16 de abril a la región costanera del país.
A los hermanos Mario y Martín Valero, el sismo los sorprendió en el estadio Jocay de Manta. “Vimos a edificios que cayeron y gente herida. A través del fútbol nos vamos a recuperar de las imágenes que te quedan”, señaló Mario, hermano mayor de los Valero, quien dijo que adquirieron un perro para alivianar la mente.
De los dos, Martín fue quien más se impresionó. Gracias al apoyo de Jorge Célico y Óscar Tedini, además de sus compañeros del club y del colegio ISM, donde estudia, intenta superar el momento que vivió. “El momento más duro que viví, fue volver a verle a mi mamá, porque ella se quedó en Quito y no recibía noticias nuestras luego del terremoto. Al verla lloré y la abracé. Yo estaba completamente destruido”.
Los hermanos salieron de Manta a Portoviejo, luego realizaron varios trasbordos hasta llegar a Quito, la madrugada del lunes 18 de abril. “Parece que hubiésemos vivido una película. Vimos a gente mala y también a gente buena”.
Desde que llegaron a Quito, ambos fueron voluntarios en los Shyris para empacar cosas, y enviar la ayuda hacia las zonas de desastre. “Recuerdo que durante la conmoción por el terremoto, fuimos a buscar a mi papá en el hotel Las Gaviotas, mientras todos gritaban tsunami“, señala Martín.
Según el capitán de los camarattas, Facundo Martínez, el diálogo con ellos fue fundamental para intentar superar sus vivencias. El caso de los hermanos Valero no fue el único drama en el club.
El juvenil Anthony Aveiga de la Sub 19, nativo de Pedernales, perdió su casa por el terremoto. “Mucho no queríamos opinar sobre el tema, porque fue una situación muy dura. En el plantel, estamos dialogando para ver en qué les podemos ayudar”, explicó Martínez. Según Célico, va a ser un proceso paulatino que los tres se recuperen su confianza y vuelvan a ver en el fútbol, una válvula de escape a lo que vivieron aquella noche del 16 de abril. “Tenemos fe que la pelota, les va a ayudar a futuro. Ojalá el fútbol sirva para superar el drama del terremoto”.