La hinchada barcelonista festeja en Guayaquil el pase a la final

Los hinchas del BSC se tomaron las calles de Guayaquil. Foto:Camilo Pareja / EL COMERCIO

Los hinchas del BSC se tomaron las calles de Guayaquil. Foto:Camilo Pareja / EL COMERCIO

Los hinchas de Barcelona celebraron en Guayaquil el pase a la final. Foto:Camilo Pareja / EL COMERCIO

El pitazo final en el Olímpico Atahualpa, en Quito, encendió la euforia en Guayaquil. En pleno centro, la tarde de este domingo 14 de diciembre, la avenida 9 de Octubre se pintó de amarillo tras el triunfo de Barcelona frente a la Universidad Católica.

Una caravana de al menos 80 hinchas festejó el paso a la final de su equipo, una final con sabor a Clásico del Astillero frente al eterno rival de los toreros, Emelec. En motocicletas, carros o simplemente a pie, familias enteras, como la de Marcos Bohórquez, se unieron a una fiesta espontánea.

Marco Orellana, otro fanático, parecía un futbolista sobre una cancha de adoquines. Desde temprano vistió el uniforme del equipo de sus amores y por la tarde aprovechó el triunfo para vender silbatos a los transeúntes junto a la plaza San Francisco. “Los partidos serán difíciles, pero nada es imposible”.

Cecilia Nicola celebró el 1-0 que le dio el pase a la final al Ídolo del Astillero. Y lo hizo junto a su mascota, un beagle que también lució una camiseta amarilla y que se sumergió en la marea de hinchas que flameaban enormes banderas, justo al pie Malecón 2 000. “Vamos a ganar. La estrella 15 es de Barcelona”.

Los hinchas del BSC se tomaron las calles de Guayaquil. Foto:Camilo Pareja / EL COMERCIO

En una esquina, Juan Chicaiza ondeaba otra bandera. Desde ahora cuenta que separará espacio para ver los dos partidos que restan del campeonato nacional. El primero será este miércoles 17 de diciembre. “Campeón, amo y soberano ecuatoriano.

Barcelona volverá a ser campeón. El equipo sacará la garra en esta final”, gritó emocionado.

El estruendo de las cornetas retumbó frente al Hemiciclo de la Rotonda, junto al río Guayas. La Policía y agentes de la Comisión de Tránsito escoltaron a la fanaticada torera en su trayecto por varias calles del centro.

En el aeropuerto José Joaquín de Olmedo un grupo también esperaba el arribo de jugadores, previsto para pasadas las 18:00.

Pero Mery Banchón no quiso perder tiempo para celebrar y salió en una motoneta junto a su pequeña hija. “Ahora sí Emelec sabrá lo que es un verdadero clásico”, dijo, sin dejar de entonar el claxon al ritmo de las canciones del Ídolo.

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