El DT argentino sacó al equipo del último lugar y lo tiene puntero en la segunda etapa. Hoy dirige ante Deportivo Cuenca, en el Serrano Aguilar. Fotos: EL COMERCIO
“Es un maestro”. Esa es la definición de Ramiro Gordón, administrador de Aucas, sobre el entrenador argentino Carlos Ischia, quien tiene emocionados a los aficionados orientales.
Un técnico que trabaja los sábados, un día antes de un partido, que les cambió los hábitos semanales de entrenamiento y que convenció a los futbolistas de que pueden llegar a la Selección nacional… Esas son las características que demuestra el exDT de Boca Juniors.
Desde la llegada de Ischia, los jugadores buscan mostrarse más en cada entrenamiento. Una de sus apuestas es la promoción de juveniles. Asiste con Óscar Quiroga a los entrenamientos de las formativas, dialoga con los jóvenes y luego los promueve a los entrenamientos del equipo de Primera.
Para el partido de hoy, 28 de agosto, frente a Deportivo Cuenca, el ‘Pelado’ citó a los juveniles Joao Rojas, Nelson Lara y Édgar Vivero, para suplir las ausencias por lesión que presenta su plantilla. También ha dado oportunidades a otros juveniles, a quienes les hace un seguimiento. En ese grupo están Steven Barberán, Caleb España, Tardeli Carvajal, Aldaír Muñoz, Henry Oñate y Álvaro Preciado.
Nelson Videla, estratega de la Reserva oriental y quien sustituyó a Ischia en dos partidos porque estaba suspendido, cree que el acercamiento del ‘Pelado’ a las formativas ha permitido la superación y ha cambiado la competitividad de los juveniles.
La planificación y preparación previa de los partidos se realiza con la observación de videos del rival de turno, análisis de errores cometidos en el anterior partido y, sobre todo, un lenguaje que motive a los jugadores. Los más experimentados, como Álex Bolaños, lideran estas autocríticas con sus compañeros.
“A este equipo le faltaba esa cuota de experiencia”, señaló Gordón, quien apunta a Ischia como el gran cerebro del momento que vive ‘Papá’ en la actualidad. El efecto motivador de Ischia también es reconocido por los jugadores Jairo Padilla y Santiago Mallitasig.
“El ‘profe’ sabe cómo llegar a cada jugador. En mi caso, corregimos la forma de encarar y de controlar el balón, para ser más punzante en el último pase”, señaló Padilla; mientras que para Mallitasig, la confianza que brinda en sus charlas y anécdotas, ayuda a los jugadores que recién afrontan sus primeros partidos en la Serie A. “A pesar de estar punteros, nos recalca que debemos ser humildes y mantener los pies sobre la tierra, ya que el descenso todavía sigue latente”.
Una de las recomendaciones permanentes de Ischia a los futbolistas es que se fijen más en la tabla acumulada, antes que mirar la tabla de la segunda etapa. Esto lo reconoce el preparador de arqueros Freddy Bone, y añade que el estratega argentino todos los días plantea la idea de salvar la categoría, ya que un resbalón en el torneo los regresaría a la zona de descenso.
Luego de estos cuatro triunfos consecutivos que ha tenido el plantel oriental, en las próximas fechas se medirá a rivales con los cuales pelea la permanencia en la Serie A, como Deportivo Cuenca, Universidad Católica y Mushuc Runa.
Durante esta semana relució el liderazgo de Álex Bolaños, quien es visto por los jugadores del equipo estelar y los juveniles como uno de los líderes en el medio campo, que influye en la cancha y fuera de ella.
Una arenga de Bolaños antes de medir a Liga en Chillogallo, hace dos semanas, los invitó a “rajarse en cada pelota”, un cliché futbolero. Ese compromiso hizo que se vea un partido distinto. El hermano mayor de Miller se limita a decir que habla en la cancha y no en los micrófonos, es quien critica los errores y apoya a los talentos. Llega a ellos a través de las canciones que están de moda.
El chef del club, José Narváez, menciona que la llegada de Bolaños, Jonathan de la Cruz, Ayrton Preciado, Mauro Bustamante y Víctor Estupiñán ha aportado positivismo al grupo.
Estos son los encargados de colocar la música en los camerinos y en los traslados del plantel a otras ciudades.
Esto último ayudó a mejorar la concentración y a paliar la tensión cuando los resultados no llegaban y las críticas se posaban en los jugadores y en su cuerpo técnico.