Dibujar con pocos trazos un perfil de Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’ no es fácil. Nada más verle llegar con su traje habano claro, pañuelo anudado al cuello y un clavel en la solapa avisan de una personalidad especial. Tiene dos puros cubanos de marca en la chaqueta. Con el tabaco encendido suele hacer el paseíllo y su “resurrección” en 2007 en una corrida televisada en la Plaza México con dos faenas de embrujo le dio cuerda para rato. Allí le embistieron dos toros como nunca antes. Y eso que en sus inicios llenó la plaza más grande del mundo hasta las banderas en cinco ocasiones. Pero las figuras aztecas lo hicieron a un lado. Las gordas, les dice a Manolo Martínez y Curro Rivera. El hijo de Blanca Nieves a Eloy Cavazos.
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El brindis a las prostitutas es pieza de colección que se puede escuchar mil veces en You Tube. Pero eso es la anécdota, como el puro y el sarape del paseíllo. Lo de fondo es la afición desbordante de este torero hijo de un hogar humilde. Su madre vendía tamales y era lavandera y él se colocó de panadero en una tahona, y de allí viene su nombre y su homenaje que esta vez quiere rendir a todos los panaderos de Ecuador (y pide que no olvidemos poner ese apunte).
Es torero de personalidad. El último romántico le dicen, y cita al gran trianero Juan Belmonte para recordar que “el toreo es un ejercicio de orden espiritual”. Y recuerda que militó en la cuadrilla de Minutito con sus compañeros de panadería y pidió la oportunidad, se la jugó a una carta y triunfó. No es torero de sumar corridas. Sabe que la magia y la sorpresa están en su manga, de ahí que no llega a la plaza con libreto. Cree que el toreo es un milagro. Que la rutina ha olvidado en el mandato divino de nacer, crecer, reproducirse y morir aquello de crear y para eso está ‘El Pana’. Puede renacer en la noche quiteña que bañe con su luz el toreo eterno.
HOJA DE VIDA
Rodolfo Rodríguez
Nació en Apizaco, Tlaxcala, 1952
Alternativa: Plaza México DF 1978
Padrino: Mariano Ramos
Testigo: Curro Leal
Toros de campo Alegre