El mano a mano celebrado el sábado entre Morante de la Puebla y Julián López, ‘El Juli’, se saldó con tres orejas para el madrileño y una para el andaluz. Poder y arte se juntaron con un variado encierro de Ernesto Gutiérrez.
El periodista Guillermo Rodríguez, en la página web tendido 7, escribió: “Los detalles de Morante de la Puebla, esa sevillanía que deslumbra, que saca al toreo del adocenamiento y la vulgaridad , le dieron el tono al mano a mano con El Juli, dotado de técnica, aguerrido, que se impone incluso a los elemento de la naturaleza en contra ( un viento molesto convertía los engaños en banderas frágiles)”.
“Morante dulcificó la espera con su marchosería y El Juli no defraudó con su desmedida entrega (…). La plaza se llenó, la expectativa máxima pero al encierro de Don Miguel Gutiérrez que tuvo virtudes le abundaron los defectos.
Todos saben las exigencias que comporta su ganadería en su casa y con las figuras. Morante en su lote dejó el aroma del manejo del percal, del gusto con el que embarca al toro, del ritmo, de la lentitud, de ese soberbio temple pero o no encontraba toro que se le venía a menos o el viento no terminaba de dejarlo rematar los muletazos.
En los tres toros siempre hubo un detalle, o un trincherazo, a una tanda de mano baja y naturalidad prístina. Pero él necesita otro toro. No se acomodó. Lo abroncaron.
En el último, la gente le aplaudió antes que saliera el toro que metió riñones en el caballo. Clase, bravo y fijo en varas. Delantales, una media. El toro a menos. No concluía por bajo. Pasaba sin convicción.
El vuelo , la fantasía morantiana se difuminaron. Solo cortó una oreja al quinto toro, tras un espadazo a cámara lenta”. E l Juli triunfó, cortó tres orejas con su toreo mandón, rotundo y poderoso.
Pero más allá de los datos, Guillermo Rodríguez, considera a Morante de la Puebla “de un arte insuperable” .