Un Ponce magistral cortó tres orejas en su segunda corrida en Zacatecas. Enrique Ponce ha vuelto a ser referente el domingo en esa plaza, donde a diferencia de la corrida inmediata anterior, ha estado rotundo al oficiar con la espada para cortar tres orejas y salir a hombros en una corrida en la que el diestro español ha brillado en plenitud al realizar faenas de gran calado que fueron ejecutadas para que de ellas se hable en estas tierras por largo tiempo, al grado que, tras sus estupendas actuaciones, la empresa le anunció de inmediato para torear en ese coso monumental en un mano a mano el próximo 2 de noviembre con Juan Pablo Sánchez ante un encierro por definir.
El primer toro que enfrentó Ponce fue deslucido por lo que el coleta debió tirar del amor propio y de la raza para poner al trasteo toda la transmisión que le hacía falta a su enemigo, al que recibió con un toreo terso a la verónica. Asentado y más artista que nunca, cuando tomó la muleta tuvo que encelar al burel una y otra vez para provocar la embestida. Cuajó al toro con un relajamiento y un dejo de inteligencia que arrancaron intensos olés de la afición. Despachó al primer viaje para cortar la primera oreja de la tarde. El quinto fue cambiado pues al público no le gustó y en su lugar salió otro ejemplar de la misma procedencia y de hechuras similares a las de su hermano de ganadería, pero, en cambio, a este, la gente lo aceptó de buen grado desde que saltó a la arena.
El astado en cuestión se dejó torear por lo que Enrique Ponce fue tirando de él hasta extraerle el fondo taurino para llevar a cabo una faena en la que tuvo que desplegar sus amplios conocimientos de la lidia que requiere el toro de Saltillo y en cuanto lo tuvo bajo dominio se dedicó a torear a placer, a disfrutar la obra de arte que fue componiendo cite a cite y pase a pase.
Como le ha pasado otras veces al torear en México, Enrique se abandonó al torear con profundidad y sentimiento. Surgieron entonces de la inspiración poncista, los naturales, los redondos, los redondos invertidos y una pléyade de adornos y remates para abrochar cada tanda. Concluyó la obra con un estocada entera hasta el pomo para cortar dos orejas y salir a hombros, dejando en la afición el regusto por volver a verle el próximo noviembre en esa hermosa plaza de cantera rosa.
Enrique Ponce y Arturo Saldívar salieron en hombros.