Un toreo metafísico y de otro mundo se vivió en Castellón. Sí, metafísico. ¡Casi glorioso! José Antonio ‘Morante de la Puebla’ acarició la perfección taurina en una labor pausadísima y de pura verdad. “No hay quinto malo” dice el adagio que hoy, sobremanera, se cumplió. Pero no porque el toro -que fue noble y obediente- haya sido para indulto, no. Sino porque el duende descendió sobre José Antonio, que sometió calmadamente a la fiera a los engaños de su creación.
Tal vez por esto fue que los viajes de la res se vieron claros y francos. La velocidad, como lo apunta en su crónica Mundotoro, no es un factor que se le pueda endosar al sevillano. Al contrario, la velocidad da un paso al costado cuando aflora el toreo artístico; se reduce a la mínima expresión para “disfrutar” de la tauromaquia sin adornos, de la tauromaquia sin sensacionalismos. Fue la faena de la tarde, de todas las tardes. La faena del temple, la faena de la valentía, la faena de muñeca, la faena casi perdida. ¿Qué importan los pinchazos?, ¿qué importan los aceros?… ¿qué importan?
A un genio no se le puede pedir puertas grandes, ni tampoco exigir que sea infalible. Al genio hay que esperarlo y disfrutarlo. Otro asunto es la fiabilidad en los estoques. Los artistas dibujan las puertas grandes en el imaginario colectivo. Tal como lo hizo hoy José Antonio. En la pupila del aficionado queda la esencia del buen toreo. A cada aficionado corresponde entonces imaginar la salida a hombros a su manera.
Al primero de Morante, que fue noble, le faltó empuje. El colorado de buenas hechuras se topo ante el celo del Maestro que ligó dos hondas series de naturalidad y plástica. Un trazo muleteril milimétrico y de buenas formas le realizó al animal. Supo, además, mantener la figura erguida y emanar una naturalidad sin par.
Señores, hoy toreó un verdadero artista de la fiesta… ¡José Antonio!, ¡José Antonio!
FICHA DEL FESTEJO
Casi lleno se registró en la plaza de toros de Castellón, en la cuarta de Feria. Reses de Juan Pedro Domecq de buenas y variadas hechuras para:
- Finito de Córdoba: silencio y ovación
- Morante de la Puebla: ovación y vuelta al ruedo tras petición de oreja
- José María Manzanares: dos orejas y oreja.
- Saludó en banderillas Curro Javier.