Rosales y Frausto triunfan y salen a hombros en Aguascalientes
Con triunfos de Adrián Rosales y Ricardo Frausto, la segunda novillada de la tradicional Feria de San Marcos, en esta ciudad del centro de México, resultó muy interesante.
También participó el novillero español Manuel Fernández “Mazzantini”, que estuvo muy torero pero se fue en vacío. Con muy buena entrada, estos novilleros estuvieron muy por arriba del juego de los seis astados de José Julián Llaguno. En séptimo lugar se lidió otro astado de Real de Saltillo, que ha sido muy bueno y mereció el arrastre lento.
Mazzantini lució con muy buena técnica, con calidad en su trazo y muy por arriba de sus dos enemigos, que se negaban a colaborar. Con todo, tanto en el primero como en el cuarto hizo cosas de torero y fue ovacionado en ambos.
Rosales, que había hecho cosas magníficas en el segundo y en el quinto, saludando en el tercio en cada uno de ellos, regaló el séptimo para trazar una faena que fue subiendo de tono, mató de estocada y cortó dos orejas ante un entusiasta público de este festejo menor.
Frausto lució como sus compañeros, firme seguro, torero. A su primero le hizo una faena entendida, muy torera; lo mató de estocada para cortar una oreja que algunos despistados protestaron quizá por un descabello.
Y al sexto de la tarde le inventó una faena que el soso novillo no tenía, y concluyó de estocada para una oreja más y salir a hombros, junto con Rosales, entre la algarabía del público. Rosales y Frausto son otras dos promesas muy sólidas que están surgiendo aquí en Aguascalientes.
La lluvia que venía amagando desde ayer se hizo por fin presente, aunque no impidió que se llegara hasta el final de un espectáculo, el del Sábado de Farolillos, al que se le ha puesto el remoquete de “cartel mediático” desde hace algunos años.
El que se llevó el gato al agua, nunca mejor dicho, fue el granadino Fandi, que ya había dejado buenas sensaciones en su primera comparecencia en el abono, con los toros de Torrehandilla.
Hay que recalcar que El Fandi también tuvo a favor un más que interesante lote de “torrestrellas” y que sus dos actuaciones se entreveraron de esa extraña emotividad que presta la presencia de la lluvia en todas las suertes.
En cualquier caso, el granadino volvió a brillar en lo que mejor domina: los palos, el sentido de la lidia y el manejo del capote.
Su primero fue un toro largo y algo escurrido que anunció cositas buenas desde que salió por la puerta de chiqueros; Fandi lo recibió con dos largas junto a las tablas del tendido 4 a las que siguieron un templado ramillete de verónicas y media verónica de rodillas.
Siguió escenificando la lidia con un galleo por chicuelinas antes de tomar los palos y levantar un clamor con un clásico de su repertorio: ese par de la moviola que ideó el valenciano Vicente Ruiz ‘El Soro’ que El Fandi clava con precisión suiza; invitó a colocar un par a Padilla y los recortes y adornos finales que compartieron ambos funcionaron con natural sintonía.
El toro era bravo y aunque el agua apretaba fuerte inició la faena de rodillas dando inicio a un trasteo animoso y entregado que no siempre logró apurar toda la calidad del animal.
Pero no hay que quitarle méritos: el gran esfuerzo derrochado bajo la lluvia agradó al público que pidió y consiguió esa oreja que el torero paseó más que feliz.
Pero aún podría haber cortado otra más del sexto, con la tarde definitivamente empapada en agua, gracias a una nueva demostración de entrega, variedad y espectáculo.
Ese toro, que saltó al ruedo a galope tendido tuvo mejor principio que final aunque le permitió colocar un excelente primer par al cuarteo y finalizar el segundo tercio con ese desplante a toro parado que enerva al público.
Con la muleta volvió a intentarlo todo sin desfallecer, con ánimo de agradar a una mojada parroquia que ésta vez no logró la concesión del trofeo.
Padilla sorteó esta vez el lote con menores posibilidades de lucimiento del envío de Torrestrella; El primero no había tenido mal comienzo aunque se desinflaría a lo largo de la lidia; El jerezano invitó a banderillear a su compañero Fandi, que le eclipsó en parte con un sensacional par de moviola aunque Padilla se mostrara magistral con los palos.
Con la muleta fue otro cantar. Rebrincadito y corto de viajes, la porfía de Padilla no tuvo ningún rédito. Tampoco podría hacer nada con el quinto, al que rehusó banderillear y se desinfló por completo en el último tercio.
El que brindó una impresión más penosa fue El Cordobés, absolutamente incapaz de meter mano al temperamental “torrestrella” que salió en primer lugar y absolutamente anodino, amontonando pases, con un cuarto que no tuvo mala condición.