La gran faena del cierre de la Feria 2014 de Antonio Ferrera, a un toro de Victorino Martín, le valió llevarse todos los trofeos de distintos jurados como la mejor faena del ciclo.
Ferrera puso a todos de acuerdo y cobró titulares como: ‘Ferrera, cum laude’, ‘ Ferrera en la cumbre ‘o ‘Ferrera en la mejor faena de la feria’.
El diestro de Extremadura consagra dos años enteros de una nueva propuesta profesional construida con base en un valor sin aspavientos, cosido a cornadas graves- es quizá el torero de la actualidad que suma más heridas-, atesora una tauromaquia que ha sabido conjuntar la suavidad con el capote y una rica variedad, su consabida espectacularidad con las banderillas -suerte en la que es consumado maestro – y una técnica con la muleta en la que el reposo de sus templadas embestidas hacen paladear un sello de arte que antes no se le conocía.
Así fue como toreó Ferrera en el cierre de la siempre exigente corrida de Victorino, prodigándose en el toreo al natural, no solo en aquel que mandan los cánones sino haciéndolo con la mano derecha después de haber clavado en el albero de la Maestranza la espada simulada para que sea testigo mudo de las series en los medios, en las que causó el arrebato del público. Como esta vez la espada fue su talón de Aquiles las dos orejas que ya parecían en sus manos le fueron arrebatadas.
No obstante varios jurados consagraron su faena como la mejor de todo el ciclo: así, consiguió el premio de la Real Maestranza de Caballería a la mejor faena. El galardón de la Tertulia Taurina Antares, el premio del Detalle para el recuerdo y el trofeo Puerta del Príncipe fueron a sus manos. Los distintos jurados declararon desiertos, empero los galardones a triunfador absoluto.
Otro toreros se llevaron una oreja de la feria como Javier Jiménez en el día de su alternativa que será inolvidable. Juan Del Álamo también se hizo de una oreja, después de una gran actuación que acredita su buen momento, lo mismo que Essaú Fernández y Juan José Padilla. Punto a parte merece la oreja de David Mora, sobre todo por el gran juego del toro Niñito, de El Pilar. Otro dato destacable es la gran faena del maestro Enrique Ponce que se inscribía para premio mayor emborronada por el fallo a espadas. Manuel Escribano dejó en alto su nombre. La corrida de Montalvo fue galardonada y la mejor estocada, de Padilla. Fue una feria sin cinco grandes figuras y con varios claros en los tendidos, el principal punto en contra.