Foto de archivo, el diestro José María Manzanares con el estoque ante el primero de su lote durante el festejp del 29 de mayo de la feria de San Isidro celebrado en la Monumental de Las Ventas. Foto: EFE
El diestro José María Manzanares fue el triunfador de la corrida del 10 de agostoen El Puerto de Santa María (Cádiz), en una tarde de lleno con mucha expectación, en la que Finito de Córdoba y Morante de la Puebla se fueron de vacío.
FICHA DEL FESTEJO:
Toros de Zalduendo, desiguales de presentación, deslucidos y con fondo de mansedumbre. Tres de ellos se partieron los pitones por la cepa. Devueltos segundo y quinto.
Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’, ovación tras aviso y ovación. José Antonio ‘Morante de la Puebla’, silencio y división de opiniones. José María Manzanares, oreja tras aviso y dos orejas.
En cuadrillas, saludaron tras banderillear al tercero Curro Javier y Luis Blázquez, y Rafael Rosa hizo lo propio en el sexto. La plaza casi se llenó en tarde en tarde agradable.
MANZANARES GANA LA BATALLA DEL ARTE
Bonito saludo capotero de Finito a su primero con una media verónica cargada de empaque y lentitud. El toro llegó a la muleta sin apenas fondo, aunque con la nobleza suficiente como para que el torero estuviera a gusto.
Faena fundamentada en la mano izquierda y donde hubo muletazos sueltos de gran calado. Lo mejor vino con los matices finales de muletazos sueltos que fueron carteles de toros. Con su segundo del lote, chico de presencia, se justificó con una faena insulsa y con demasiados enganchones
El primero de Morante se reventó el pitón izquierdo y fue devuelto. Después, con su primero bis, compuso un saludo capotero marca de la casa. A la verónica, ganando terreno. Lo sometió tanto en estos lances que el toro salió con los remos de goma. Después vino un quite de dos chicuelinas y una media a pies juntos que quebraron los tendidos.
Tras el tercio de banderillas el toro remato en las tablas y se tronchó el pitón izquierdo. Y todo quedó en nada. A su segundo, en el encuentro con el caballo, se volvió a tronchar el pitón. Parecían de mantequilla. Increíble. Fue devuelto. El segundo sobrero fue, a tenor de Morante, un enemigo a contra estilo. Y lo fulminó entre división de opiniones.
Bonito saludo a la verónica clásica de Manzanares. La faena la inició con la diestra, desplazando al toro hacia afuera en la primera tanda, pero el trasteo fue cogiendo altos vuelos con dos cambios de mano inmensos. Con la izquierda lo desplazó largo en una sola tanda.
Otra tanda más con la derecha con más reunión con el toro queriendo ya “rajarse”. Un pase cambiado por la espalda y circulares completos para acabar de reventar los tendidos. Pinchazo y estocada hasta los gavilanes.
El último burel era un manso encastado. Se fue Manzanares a la boca de riego para instrumentar una tanda con la derecha echándoselo afuera y fuera de cacho. La segunda, en la misma línea.
Después, conforme el toro fue perdiendo temperamento el torero fue cogiendo más reunión, hasta llegar a una tanda con la izquierda, la única que instrumentó, que fue lo mejor de la faena. Estocada hasta la bola y el toro rodado. El público facilón de El Puerto pidió hasta el rabo que la presidencia, con buen criterio, no otorgó.