En la roca están colocados los agarres o presas donde se sujeta la cuerda para el ascenso.
Un imponente encañonado formado por piedras volcánicas, que alcanzan los 120 metros de altura, causa temor en los aventureros.
Mientras un grupo de jóvenes se aproxima a la gigante pared de roca fundida, apta para la práctica de la escalada deportiva, los nervios y la adrenalina se apoderan de todos.
Ellos caminan por un pequeño sendero de tierra que conecta con el sector San Martín, en el ingreso al cantón Baños de Agua Santa, en Tungurahua. A lo largo del trayecto se observan aves, musgos y otros animales de este cantón oriental. En esta zona, la práctica de este deporte atrae a los turistas, especialmente extranjeros.
También están la parroquia de Zumbahua, en Cotopaxi, con 31 paredes; y Pallatanga, en Chimborazo, con 20. Estos destinos son parte de la ruta de la escalada deportiva que posee la Sierra Centro. 74 operadoras de turismo ofrecen estos servicios en la región.
El sonido que produce el río Pastaza, que se desliza por una estrecha garganta, hace atractivo el paisaje.
La sueca Joanna Lindell siente que sus dedos y piernas empiezan a perder fuerza en cada movimiento que hace sobre la roca. Se agarra con los dedos de las manos a las pequeñas fisuras y picos que sobresalen.
Sus pies se adhieren con unos zapatos de caucho. La joven está tensa.
El guía Henry Palacios, de la operadora Natural Magic Expeditions, le da instrucciones y pide que mantenga la calma. Lindell está sujeta a un arnés tipo canasta.
Lleva un casco protector y zapatos pie de gato, que la ayudan a sostenerse sobre la roca. Palacios indica cómo prepararse y qué hacer en la ruta, lo cual es importante para la seguridad de los novatos.