Sello cubano y gaucho en la Liga de básquet

El argentino Miguel Salvitelli (izq.) es técnico del Deportes Guayas. Aquí dirige una práctica. Foto: Joffre Flores / EL COMERCIO

El argentino Miguel Salvitelli (izq.) es técnico del Deportes Guayas. Aquí dirige una práctica. Foto: Joffre Flores / EL COMERCIO

El argentino Miguel Salvitelli (izq.) es técnico del Deportes Guayas. Aquí dirige una práctica. Foto: Joffre Flores / EL COMERCIO

Experiencia y conocimientos en procesos formativos. Estas cualidades son las que seducen a los directivos del baloncesto nacional para inclinarse en contratar a técnicos foráneos sobre los locales.

Esta realidad se refleja en la Liga Nacional de Baloncesto Masculino, donde de los nueve participantes ocho son liderados por extranjeros.

A excepción del club San Lorenzo-Vinces, que cuenta con Lautaro Sáenz, el resto de equipos está bajo el mando de entrenadores foráneos: seis argentinos y dos cubanos.
Uno de ellos es el gaucho Juan José Pidal, quien dirige a la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), de Quito.

El estratega, quien reside en el país desde hace más de 10 años, cuenta con título de Especialista en Baloncesto. En su país, los técnicos de básquet deben renovar sus credenciales anualmente, con una capacitación y con exámenes. Solo así tendrán autorización para poder dirigir a los equipos.

Además, las ligas argentinas son más largas que las ecuatorianas, con una duración de 10 meses. Las locales se desarrollan entre tres y cuatro meses.

“Por eso considero que nos prefieren, por nuestra experiencia y profesionalismo”, sostiene Pidal. Él detalló que en Argentina cada entrenador hace un curso para dirigir en cada categoría, que son tres, distribuidas desde las formativas hasta la profesional.

Los directivos de los clubes, como Patricio Pozo (UTE) y Javier Cevallos (ComuniKT, de Ambato) admiten que esos requisitos son los que pesan en el momento de escoger al entrenador para la Liga.

“En mi percepción, el técnico nacional no se capacita permanentemente. Con el extranjero hay un funcionamiento, procesos. Además, los nacionales se cotizan alto, mientras que con el extranjero -y que reside en nuestro país- se puede negociar el salario”, explicó Pozo.

Mientras que Cevallos, que eligió al DT cubano Roberto Infante desde la temporada pasada para el club ambateño, asegura que el centroamericano se destaca por su especialización y disciplina. “La escuela cubana es de las mejores que hay”, aseveró el directivo, quien puso de ejemplo al técnico ecuatoriano Patricio Ponce, porque se formó en ese país caribeño.

Infante, de 47 años de edad, es otro extranjero radicado en el país desde hace 10. La mayor parte de la actividad la realizó en la Fundación Honorato ­Haro, de Guayaquil, en donde se dedicó a formar talentos desde pequeñas edades.

En el 2011 asumió el cargo del plantel principal de Importadora Alvarado, también de Ambato, ciudad en la que vive desde entonces.

“En mi país he ganado muchos juegos nacionales con las categorías menores. Fue una etapa de mi vida, pero que sirve para aplicar ahora en ComuniKT”, resaltó Infante. Él combina juventud con experiencia en el actual campeón.

Se estima que un técnico local puede pedir hasta USD
4 000 por el torneo. Un foráneo dirige por menos.
José Arévalo, presidente de la Federación Ecuatoriana de Baloncesto (FEB), admitió que al “entrenador nacional le falta preparación”, lo que le impide competir en igualdad de condiciones con los foráneos. Por ello, el ente prevé profundizar en la realización de cursos y actualizaciones para que los entrenador locales recuperen la confianza de los directivos.

De momento, la Liga es liderada por Guerreros, de Santo Domingo, bajo el mando del cubano René González. La quinta fecha se disputará en su mayoría esta noche en canchas en donde predominarán los acentos argentino y cubano en las bancas.

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