Novak Djokovic besa el trofeo que ganó ayer en el Grand Slam de Australia. Foto: EFE
El serbio Novak Djokovic agigantó ayer su leyenda al ganar por sexta vez el Abierto de Australia y conquistar su undécimo Grand Slam, un título que sitúa su nombre cada vez más alto en la lista de los mejores tenistas de la historia.
Con su victoria por 6-1, 7-5 y 7-6 sobre el británico Andy Murray en la final, el número uno del mundo dio un nuevo golpe en el tablero del tenis.
Visto su dominio aplastante de los últimos tiempos, él mismo parece su único rival.
A sus 28 años, Djokovic se colocó en el cuarto escalón de la lista histórica de campeones de Grand Slam, empatando las 11 coronas de Laver y Björn Borg, y ya solo tiene por delante los 12 de Roy Emerson, los 14 de Rafael Nadal y Pete Sampras y los 17 de Roger Federer.
Además, igualó los seis títulos de Australia de Emerson, que logró el hito antes de la Era Abierta en 1968.
Ayer no le hizo falta mostrar su mejor nivel durante todo el partido, le bastó con hacerlo el primer set e ir apagando después las reacciones de Murray.
Su celebración fue incluso algo fría, automática, un hábito ya para él. “Gané cuatro de los últimos cinco Grand Slam y jugué las últimas cinco finales. Es algo genial, estoy orgulloso”, dijo después de dos horas y 53 minutos de partido.
“Sin duda estoy jugando desde hace 15 meses el mejor tenis de mi vida. Todo está yendo bien, en la vida privada también. Fui padre, ya soy marido, tengo una familia… Estoy en un momento de mi vida en el que todo está en armonía”, agregó.
Pese a que al otro lado de la red estaba el segundo del ‘ranking’, el balcánico llegaba como indiscutible favorito a la final. No solo por sus últimos méritos -ganó su séptimo torneo consecutivo-, sino porque ya había derrotado a Murray en tres partidos por el título en Melbourne, 2011, 2013 y 2015.
El británico cedió una vez más, otra más ante ‘Nole’. Y apenas después de perder inició una carrera contra el reloj para llegar al aeropuerto y agarrar un vuelo hacia a Londres, donde su mujer, Kim Sears, tiene previsto dar a la luz.
Djokovic empató, además, con Andre Agassi como campeón de 46 títulos sobre cancha dura -por detrás únicamente de los 60 de Federer- y cerró un enero que podría marcar un antes y un después en la historia del ‘Big Four’: en 22 días arrolló a Rafael Nadal en la final de Doha, apabulló a Federer y sometió a Murray en Australia.
A los tres les endosó un 6-1 en algún set. Y lo explicó con una metáfora: “El lobo que está subiendo la colina y corriendo por la montaña está más hambriento que el que está ya arriba.