El deporte quedó en un vaivén, sin un soporte que lo sostenga, producto de las erradas administraciones de los funcionarios que lo representaron en los últimos años. Es por eso que desapareció el Ministerio que lo representaba.
Los triunfos mundiales de la marchista Glenda Morejón y de un grupo de atletas que ya no estaban en el Plan de Alto Rendimiento (PAR) desnudaron la estructura y cómo se ha administrado el deporte en los últimos años.
Jefferson Pérez Quezada le propuso al Estado un plan a largo plazo, de 10 años, apostando por nuevos talentos. Pero los funcionarios de turno no lo tomaron en cuenta, al contrario, lo desecharon y lo vieron como competencia. Ellos apostaron por el llamado Plan de Alto Rendimiento, que ha sido ajustado en un sinnúmero de ocasiones. Y la muestra de ello es que aparecieron nuevos deportistas que no tenían el respaldo económico ni logístico. Ni siquiera estuvieron en el radar para impulsar sus carreras. Eso muestra la carencia de un departamento técnico, con capacitadores especializados que entiendan los mecanismos del deporte ecuatoriano.
Es necesario recurrir a personas capacitadas para que asuman el control del organismo que se creará y que velará por los intereses de los deportistas. Un plan sostenido, a largo plazo, y coherente es vital, sin dejar de respaldar económicamente a los actuales y nuevas promesas.