Gisela Alvarado, una campeona de lujo

Gissela Alvarado, campeona panamericana de BMX. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO

Gissela Alvarado, campeona panamericana de BMX. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO

Gissela Alvarado, campeona panamericana de BMX. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO

El título mundial que la bicicrosista Gisela Alvarado consiguió en Medellín a finales de mayo de este año, es la motivación principal que halló para entrenarse con mayor dedicación en la pista del club Metro, en la av. De los Granados, en el sector del parque Metropolitano.

Según Luis Alvarado, padre de Gisela, el gusto de su hija por esta disciplina surgió en Riobamba, cuando tenía 4 años de edad. Él reconoce que el ciclismo fue el segundo deporte en su hogar. El primero fue el fútbol, al ser asistente arbitral por 20 años, de los cuales 13 tuvo el membrete de internacional, designado en la Copa América del 2011.

El hermano mayor de Gisela, Adrián, es seleccionado de Pichincha en ciclismo de ruta, algo que motivó a la novel campeona para subirse a una bicicleta, pero en otra modalidad.

A su corta edad, Gisela ya ha conseguido dos títulos de relevancia. El año pasado logró el campeonato Panamericano en Santiago de Chile, una experiencia que le sirvió para imponerse en la pista de ­Supercross Mariana Pajón,  en Medellín.

Aunque Gisela no es muy elocuente en sus declaraciones, al referirse a las tres mangas previas a la final en Medellín, sus ojos se inquietan y con una sonrisa detalla que fueron muy reñidas, que ninguna fue más difícil que la otra, pero que en el momento de la partida en la final, su concentración estaba en rendir lo mejor posible para imponerse a las demás competidoras. "Me sentí campeona cuando en la primera recta, le pasé a una boliviana que estaba liderando la prueba".

Gissela Alvarado, campeona panamericana de BMX. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO

Para Luis Alvarado es más fácil dirigir un clásico del Astillero con estadio lleno, que pasar angustias en una tribuna, mirando competir a su hija, ya que un mínimo error puede llevarla a una lesión grave que impediría una participación internacional.

Para que Gisella lograra la presea de oro, su familia tuvo que invertir USD 2 500 de su dinero. Luis Alvarado añade que no pudo conseguir los boletos aéreos en promoción, porque tuvo que gestionar recursos propios para poder comprar los tiques.
"El hospedaje nos costó USD 350 y todas las movilizaciones se hicieron en taxi. Ojalá estos logros motiven a la empresa privada o a los organismos estatales para que inviertan en Gisela".

Los Alvarado han establecido un presupuesto anual de USD 300 para adquirir indumentaria deportiva para Gisela, y gastan 200 en cada uno de sus desplazamientos a las ocho válidas del campeonato nacional. Los viajes más costosos, reconocen, son hacia Guayaquil, Cuenca y Tena.

Pese a que sus hijos empiezan a obtener logros de relevancia, nueve de los hermanos de Luis no están de acuerdo con la dedicación hacia el deporte, ya que creen que no están disfrutando de su etapa de niñez y adolescencia. "El tiempo me está dando la razón, porque ellos adquirieron a través del deporte una disciplina que luego proyectan en sus vidas".

Según Luis Alvarado, el deporte lo apartó de su adicción al tabaco. Relata que consumía hasta cinco cigarrillos diarios; sin embargo al ingresar al arbitraje decidió dejar de fumar y ya han pasado 22 años de aquella determinación. “El deporte te lleva a adquirir una forma de vida”.

Luis Alvarado financia los emprendimientos deportivos
de sus hijos con lo que genera su tienda de calzado que gerencia en El Tejar, en el centro de Quito. Cuenta que la Comisión de Arbitraje de la FEF lo invitó a ser instructor, para aprovechar su experiencia como asistente de línea.

Aunque la propuesta le sedujo en principio, por el momento quiere seguir dedicado a sus hijos. “Tengo la ilusión de ser instructor FIFA, pero por ahora estoy dedicado al 100% a mis hijos, a sus entrenamientos, a verlos progresar y triunfar en cada competencia”.

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