El tema del deporte motor y su impacto en el ambiente está en la palestra del debate gracias a la coyuntura que ha dejado el reciente Rally Dakar y al anuncio de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) de organizar el campeonato de la categoría Fórmula E a partir del 2014.
Por una lado, organizaciones ambientales de Argentina, Chile y Perú pidieron a los gobiernos de cada país que evalúen los “daños irreparables” en sitios de patrimonio histórico, arqueológico y paleontológico que pudo haber causado el Dakar. Mientras que el director de la prueba, el francés Etienne Lavigne, consideró que la ruta fue trazada para, precisamente, no ocasionar deterioro alguno. Habrá que esperar los resultados de las investigaciones para saber qué fue lo que en verdad pasó.
Por otra parte, la FIA, a través de su presidente Jean Todt, propone en un informe que lo publicamos en la presente edición, que a partir del 2014 se desarrolle un certamen con monoplazas de propulsión eléctrica que solo alcanzarán los 180 km/h de velocidad. Una especie de test para, en un mediano plazo, implementar estas tecnologías al resto de categorías del automovilismo mundial.