Octavio Zambrano cuenta con el respaldo de los jugadores y de los dirigentes. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
¿Ofrecer ubicarse entre los seis primeros no fue
demasiado arriesgado?
Nunca hemos dicho que conformamos un equipo para quedar campeones. Eso sería vender humo a los hinchas. Queremos que el equipo esté entre los seis primeros, porque tenemos con qué y podemos lograrlo. Cuando asumimos el cargo, la dirigencia nos pidió que empecemos un proceso, que impulsemos jugadores jóvenes y que se consoliden los experimentados.
A este equipo le cuesta sacar resultados a pesar de que las estadísticas indican que es el que más remata.
Es un equipo que ataca mucho a pesar de que algunos dicen lo contrario, pero eso me tiene sin cuidado. A mí me preocupa cuando trabajo con los jugadores y veo la dinámica y la entrega que ellos tienen. Mientras nosotros tengamos eso en la cancha, lo que se diga en redes sociales o algunos periodistas no debe importarnos.
Pero no siempre sucede eso, especialmente con los jóvenes, que son propensos a cometer errores.
¿Quién va a pensar que un muchacho como Marco Mosquera, que tuvo el año pasado un debut bueno y se catapultó en el equipo, cometa un error garrafal en un partido?
No se puede analizar solo el error de él ante Aucas, sin aclarar que estas equivocaciones son parte del desarrollo de un futbolista.
¿A cuántos futbolistas hizo debutar desde que llegó a El Nacional?
No recuerdo cuántos son, pero son varios. Conmigo empezaron Kevin Minda, Samuel Delgado y los juveniles que por reglamento estamos obligados a subir al primer equipo. Pero también nos apropiamos de talentos que antes no tenían espacio y que solo habían jugado uno o dos partidos.
¿Entonces han sido más los futbolistas que tuvieron continuidad que los que debutaron?
No tengo las cifras en las manos, pero continuidad les dimos a muchos. Si no es debut, es continuidad. Por ejemplo tenemos el caso de Alejandro Villalba. Él era intermitente cuando llegué acá.
Hace un mes usted aseguraba que no sentía estrés por la novena posición. Ahora son séptimos y quedan cinco fechas para que culmine la etapa. ¿Siente esa presión?
Una cosa es tener estrés y otra cosa es monitorear la tabla. Deberíamos estar estresados en el caso de que el equipo fuera último y no hubiera jugadores ni infraestructura o si los jugadores estuvieran impagos.
A pesar de ello tiene resistencia de parte de la hinchada, incluso cerró su cuenta de Twitter ¿Por qué?
He decidido que Twitter es una batalla que no puedo ganar nunca. Tengo argumentos sólidos y soy serio en lo que digo. Pero el mundo mediático es demasiado grande y difícil de controlar. Hay sensacionalismo y esto hace que no pueda expresarme como quiero y mis palabras sean tomadas fuera de contexto. No es definitivo lo de mi Twitter, solo le voy a dar una pausa. Volveré después, porque tengo mucho que decir.
¿Es decir que el objetivo todavía no se acaba?
Hay 22 partidos más, aparte de los cinco que faltan. En toda la segunda etapa, el equipo tiene para dar mucho más. Si yo puedo continuar el proceso, en buena hora. Pero si es otro entrenador, se encontrará con una buena base de jugadores.
Se especula sobre la posibilidad de que vuelva al fútbol colombiano ¿El tema del Once Caldas es real?
Hubo acercamientos. Antes de que Flavio Torres, técnico que estuvo en el equipo, la dirigencia se contactó conmigo. En ese momento me iba a Estados Unidos. Ahora mi nombre ha vuelto a sonar. Acercamientos no significan propuestas. Son cosas diferentes.
En el caso de que el objetivo no se cumpla, ¿Estaría dispuesto a dejar por su voluntad el equipo?
Daría el paso al costado, pero todavía tengo una tarea pendiente en El Nacional. Tenemos el deber de poner al club entre los seis primeros.