La ‘ciego-cleta’ vincula a los no videntes con el ciclismo

Mauricio Suárez (con buzo rojo y negro, con los brazos en alto) y su guía Alexandra Velasco, en un recorrido en el Parque Bicentenario de Quito. Julio Estrella/ EL COMERCIO

Mauricio Suárez (con buzo rojo y negro, con los brazos en alto) y su guía Alexandra Velasco, en un recorrido en el Parque Bicentenario de Quito. Julio Estrella/ EL COMERCIO

Mauricio Suárez (con buzo rojo y negro, con los brazos en alto) y su guía Alexandra Velasco, en un recorrido en el Parque Bicentenario de Quito. Julio Estrella/ EL COMERCIO

Mauricio Suárez, no vidente de 33 años, y su guía Alexandra Velasco, de 49, han probado las enormes dificultades de ciclear por el asfalto de Quito y las carreteras de las afueras de la ciudad.

Juntos han pedaleado en los ciclopaseos de los domingos y en recorridos desde la capital hasta Lloa, San Antonio y Tulcán. Sus trayectos han superado los 200 kilómetros.
¿Cómo lo han hecho? Ambos, acompañados por otra persona con discapacidad visual, han pedaleado en lo que bautizaron como la ‘ciego-cleta’. Es un prototipo único en el país. Permite que dos personas no videntes, acompañadas de un ciclista lazarillo, pedaleen al mismo ritmo.

Este novedoso vehículo está conformado por tres bicicletas, unidas por manubrios de hierro. En una de ellas va el guía, quien es el único que puede maniobrar el timón. Sus acompañantes solo pedalean.

La ciego-cleta fue concebida hace un año por Miguel Ángel Ramos, quien es entrenador de la Federación Ecuatoriana de Deportes para Personas con Discapacidad Visual (Fedediv).

Ramos relata que quería tener una bicicleta especial para que los deportistas no videntes puedan ejercitarse. Buscó en Internet y encontró modelos que ya se crearon en Estados Unidos y España.

En una visita a la Espe, le dijeron que debía crear un diseño único para patentarlo. Entonces, se le ocurrió juntar tres bicis en una. En su proyecto también estuvieron José Benavídez, presidente de la Fedepdip, y Diego Tapia, su amigo. Ellos, desde hace seis años, se dedican a incentivar la práctica del ciclismo y otros deportes para personas no videntes, en Quito.

Al ejercicio de esta disciplina deportiva se han integrado unas 100 personas, dijo Benavídez. Algunos de ellos se han trepado muchas veces a la ciego-cleta. Solo hay un modelo de este prototipo, que permanece en las instalaciones de la Fedediv. Ahí, también están otras bicis adaptadas como las tándem y las paralelas.

Todas sirven para que personas con discapacidades visuales, acompañadas de sus guías, realicen trayectos.

Pero la ciego-cleta es única. Al menos así lo cree Ramos, quien asegura que no ha encontrado otra parecida.

Ellos tendrán la oportunidad de presentar su bici en el Sexto Foro Internacional de Ciclismo, que se realizará en México, entre el 19 y 23 de abril. Hace una semana, recibieron la confirmación de que su idea se expusiera en el Foro, en México. “El proyecto no solo implica la presentación de la bicicleta. También es una propuesta para que en el mundo se conozca que la inclusión funciona a través de una bicicleta”, expresa el entrenador.

Su proyecto será parte de una de las 450 ponencias de 13 países que tienen previsto intervenir en el evento. Ramos, Benavídez, Ximena Lozano, Frank Fuentes y Mauricio Suárez tienen previsto viajar a México para presentarlo.

¿Cuánto cuesta la ciego-cleta? Ramos calcula que su precio asciende a USD 1 500. “Está construida con hierro alivianado. Si fuera de aluminio sería más cara”, expresa.

Su propósito es que se creen más modelos en Ecuador y se conozca en otros países. “Solo tenemos una aquí. Es un bien del Estado. Queremos que más personas puedan ejercitarse en esta bici”.

Para Benavídez, este vehículo ayuda mucho a las personas con discapacidades visuales. “Se demuestra que podemos desarrollar actividades con un poco de apoyo. Además, nos ayuda a percibir de otro modo el entorno que nos rodea”.

Suárez expresa, en cambio, que la ciego-cleta le ayuda a mantenerse activo. “Por lo general, nosotros somos personas propensas al sedentarismo por nuestra condición”. Él, con otras 12 personas, pedalea los sábados y domingos.

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