El mundialmente famoso Estadio Maracaná en Río de Janeiro, que después de jugar un papel clave en la Copa del Mundo 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 luce abandonado. Foto: AFP
El Maracaná, inservible para Neymar y compañía: el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, aseguró hoy que la selección no tiene por ahora planes de jugar en el mítico estadio de fútbol de Río de Janeiro porque la arena está “medio abandonada”.
“El Maracaná todavía no está en condiciones de recibir a la selección”, citó el diario “Folha de Sao Paulo” a Del Nero. “Necesitan poner los vestuarios en orden, los asientos. Cuando lo tengan en orden, iremos pará allá. Está medio abandonado, sí”, dijo el dirigente en el marco de la nueva convocatoria del seleccionador Tite para los próximos partidos de la “canarinha” en la Eliminatoria mundialista sudamericana.
“Tenemos que volver a jugar en el Maracaná. Pero yo no soy dueño del Maracaná. Quien tiene cuidarlo es el Gobierno, el dueño del estadio”, lamentó De Nero. La CBF confirmó recientemente que la selección liderada por el astro Neymar no cerrará en el Maracaná la actual campaña clasificatoria para el Mundial de Rusia, como había pedido Tite, debido a los problemas del estadio más famoso de Brasil.
La selección jugará el 31 de agosto en Porto Alegre ante Ecuador y finalizará la Eliminatoria en octubre en el Allianz Parque de Sao Paulo. El Maracaná está envuelto desde hace tiempo en disputas jurídicas y tiene problemas en sus instalaciones como la falta de asientos o defectos en el sistema eléctrico.
El templo del fútbol brasileño, administrado por la constructora Odebrecht, se ha convertido en otro símbolo de la crisis económica y los escándalos de corrupción en el país. Odebrecht quiere vender la concesión, que le produce pérdidas, y sólo da un mantenimiento mínimo al estadio forzada por orden judicial. La empresa está implicada en varios casos de corrupción en toda América Latina.
Después de que fracasara la última licitación, se espera que el estado de Río saque pronto una nueva convocatoria pública. También la reforma del Maracaná para el Mundial de 2014 está bajo sospechas de corrupción, como las de otros cinco estadios mundialistas en Brasil.
Según cifras citadas en medios locales, las obras costaron 1.200 millones de reales (USD 380 millones), unos 500 millones más de los 700 millones contemplados inicialmente. El estadio es usado ahora puntualmente en el campeonato local cuando alguno de los equipos cariocas, como el Flamengo, lo alquila para uno de sus partidos y asume todos los gastos de la puesta a punto.