Richard Buitrón, el utilero de la Tricolor, es el responsable de los uniformes de la concentración, de los entrenamientos y de los partidos de Ecuador. Foto: EL COMERCIO
En la habitación 101 de la Casa de la Selección se reforzó la ventana con un vidrio más grueso. La finalidad es aislar el sonido exterior para que no se interrumpa el sueño liviano del DT Gustavo Quinteros.
La recomendación del entrenador y su cuerpo técnico, al personal de seguridad, fue que circularan autos después de las 10:00 para no alterar el descanso en la concentración.
La habitación del DT de la Tri está cerca de la entrada y es cómoda. Tiene muebles y una antesala amplia. Allí hay un pizarrón con fichas. Una mesa de madera y seis sillas.
Es una especie de laboratorio donde el director técnico y sus asistentes definen la estrategia para cada partido de la selección. En la concentración que empezó el sábado, Quinteros ya tiene mejor movilidad para trasladarse por cada espacio de las instalaciones.
El ritual antes de cada concentración de la Tricolor pone a correr a los 20 empleados que trabajan en el lugar. Desde hace dos semanas revisan cada tarea por cumplir y el mantenimiento por hacer. El orden y el aseo son reglas estrictas en cada uno de los tres pisos.
En el primero están las habitaciones del cuerpo técnico. En el pasillo hay una decoración especial, que se ha implementado desde hace un año que llegó Quinteros.
Las fotos que toma el preparador físico, Rodrigo Figueroa, están enmarcadas con las banderas intercambiadas en los partidos que ha jugado Ecuador desde hace un año.
“Nos hace sentir que todos somos un equipo. Hay fotos de todos los que trabajamos aquí junto a los jugadores”, cuenta orgulloso José Sánchez, encargado del cuidado y mantenimiento de las habitaciones del cuerpo técnico.
En cada área hay un responsable. Ellos son los encargados de poner los juegos de toallas, los edredones, las almohadas y de cambiar las sábanas todos los días de la concentración.
La habitación 204 tiene una particularidad. Es la única de los jugadores que tiene un cómodo mueble blanco. Hay un espacio donde se coloca un espejo cuando se reúne la selección de mayores.
En esa habitación concentran los legionarios Antonio Valencia, del Manchester United, y Jefferson Montero, del Swensea, de Inglaterra.
Tienen el mueble para conversar con sus compañeros o cuando se juntan para jugar playstation en los tiempos libres. En el tercer piso hay una sala de juegos con futbolines y mesas de billar. Ricardo Andrade limpia todos los juegos y las máquinas de gimnasio.
La limpieza es norma en el lugar. Se utiliza desinfectantes para limpiar las máquinas. “Siempre viene ‘Toño’ a ejercitarse. Es una gran persona. Felipe Caicedo se ejercita mucho”, confiesa Andrade.
La hidratación es una norma de convivencia. Hay botellas de agua en cada habitación y en el congelador de los camerinos. También, botellas de una bebida hidratante.
Las máquinas de rehabilitación y fisioterapia junto al consultorio médico son otro espacio especial en la Casa de la Selección. Allí asisten los jugadores luego de los extenuantes entrenamientos.
En cada concentración se programa una parrillada. Para eso está el chozón junto a una cancha. Allí hay mesas y un fogón para preparar la carne. La música la ponen Pedro Quiñónez, Juanito Cazares …
Por pedido de Figueroa, para esta concentración, se pintaron de blanco algunos implementos que se utilizan en las prácticas desde el sábado.
Uno de los últimos espacios que hay en las instalaciones es una capilla que se construyó en el parqueadero. Allí se colocaron figuras religiosas y será un espacio de fe.
Consuelo Gonzalón, en la Casa de la Selección. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO
El lugar más sabroso y el rincón de los uniformes
Consuelo Gonzalón, la cocinera, a manera de secreto dice que están prohibidos los fritos. El encocado, los bolones y otras golosinas son parte del menú que prepara con el visto bueno del preparador físico y el médico Patricio Maldonado.
Cada día se hace compras en un supermercado. “Hay mucho arroz. Se prepara todo tipo de jugo, pero especialmente el jugo de naranja. Hay mucha fruta”, cuenta Gonzalón.
Cerca de la cocina está la bodega de los uniformes y de los zapatos de los jugadores. Richard Buitrón es el encargado de tener listo los cinco uniformes de concentración y de entrenamiento que recibe cada jugador. También, limpia los dos pares de zapatos que entrega a cada seleccionado.
A Quinteros le gustan las instalaciones. Se siente bien en el complejo. Admira el gimnasio y el amplio salón que tiene para ofrecer sus charlas tácticas y de motivación. “El lugar es de primer nivel, brinda todas las facilidades para hacer un trabajo correcto”, dijo el entrenador, cuando se le consultó sobre el predio.
En esta ocasión, Quinteros podrá volver a recorrer las instalaciones a pie. La última vez que lo visitó -por concentraciones de la Tri- debía usar muletas o un ‘carrito’ para poder movilizarse, debido a la operación del talón, a la que se sometió el año pasado.
Además de las comodidades que brinda el edificio también le permite que los jugadores recuperen la memoria fisiológica, para readaptarse a la altura. Por eso, Quinteros descartó la posibilidad de hacer microciclos en Guayaquil o ciudades del llano.
Claudio Campos, coordinador de la selección, conoce bien a Quinteros y cumple con todos sus requerimientos. El se integró desde el sábado con el cuerpo técnico para la fecha de eliminatorias.