Carolina Ponce conquista sus sueños y se clasifica a su tercer mundial Ironman

Carolina Ponce en un entrenamiento sobre la bicicleta. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

Carolina Ponce en un entrenamiento sobre la bicicleta. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

Carolina Ponce, deportista ecuatoriana que se clasificó a su tercer mundial Ironman. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Carolina Ponce, una madre de familia y triatleta a tiempo completo, ha cumplido sus sueños deportivos, uno a uno .
Al inicio, y en contra de la opinión de sus familiares y amigos, incursionó en las pedestres, luego quiso completar un Ironman 70.3 (113 km) y consiguió un segundo lugar…

Años después, con experiencia y el apoyo de la familia, aumentó sus expectativas y se clasificó al Mundial Ironman (226 km) que se realiza cada año en Hawái.

El 20 e noviembre, con un registro de 9:52:57 horas, ganó en el Ironman de Arizona en la categoría femenina de 40 a 44 años con lo que alcanzó su tercera clasificación consecutiva al Mundial.

A lo largo del año, en las pruebas oficiales que se realizan por todo el planeta, los deportistas que llegan en los primeros lugares de sus categorías obtienen el cupo para ir a competir en Kona. Sin embargo, ni los mejores lo consiguen siempre.

En el 2013, cuando buscaba clasificarse por primera vez a la cita mundial, se ubicó tercera en el Ironman de Panamá City. En aquella ocasión solo hubo cupo para las dos primeras ubicadas en su división de edad.

Aquello, en lugar de desanimarla, hizo que tomara más impulso, continuó preparándose y en marzo del 2014 ganó en el Ironman de Los Cabos, México. Ese año, junto con Marialuz Arrellano, fueron las primeras ecuatorianas en llegar a Hawái.

Carolina Ponce en un entrenamiento sobre la bicicleta. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO

Una recuperación impresionante
Carolina, madre de 3 hijos y triatleta gracias al apoyo y “patrocinio” de Jaime Herdoiza, su esposo, compitió en el Mundial de Kona en octubre del 2016.  Un mes después logró su mejor registro, de los 9 Ironman que ha completado hasta la fecha, y bajó de las 10 horas en Arizona.

Un entrenamiento bien planificado, “casi matemático”, fue la clave para su total recuperación entre una y otra competencia. A las recomendaciones del médico deportólogo Óscar Concha se sumó la ayuda del entrenador de triatlón Nelson Vásquez, del técnico de natación Joselo Flores, del preparador físico Óscar González y del asistente Roberto Simbaña.

Fue casi un “experimento”, perfectamente planeado, para que ella llegara a EE.UU. en su mejor forma física. Funcionó gracias a la preparación física y mental. “Lo físico tiene un límite, lo mental no”, explica la deportista en el Quito Tenis y Golf Club donde realiza sus prácticas de natación y de atletismo.

Una prueba de larga distancia, con 3,8 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,195 km de atletismo, se planifica hasta en el mínimo detalle. Después de meses de ejercitación es también importante la cantidad de agua que se toma en los días previos. Además se programa los ritmos de carrera, lo que se comerá en medio de la prueba… en fin, para ganar un Ironman hay que estar en plena forma física y no quebrarse mentalmente en los momentos de mayor apremio. “Hay que aprender a correr con calambres”, suele repetir el imbabureño Vásquez cuando parece que sus deportistas han llegado al límite de sus fuerzas.

En Arizona,  los dolores llegaron en el inicio de la prueba. Presumiblemente por el frío, que impide la normal circulación de la sangre, Carolina sintió molestias en los pies desde los primeros metros de la natación. Por eso evitó patear con fuerza y cuando salió del agua, hacia la transición de la bicicleta, tuvo un fuerte calambre en la pantorrilla. De pronto, la resistente triatleta empezó a preocuparse porque los martirios físicos llegaron antes de lo previsto.

A pesar de eso se subió a la bicicleta y pedaleó a un promedio de 35 km por hora. Más adelante, en el atletismo, volvieron a presentarse aquellas sensaciones, que tan bien conocen los deportistas de largas distancias, cuando parece que una contractura se presentará en el siguiente paso. No obstante, Carolina ha aprendido a continuar siempre a pesar del frío, el calor o los dolores. Eso es lo que llaman ‘correr con la cabeza’. Así lo hizo, se presentaron bajones físicos pero no bajó el ritmo y completó los 42,195 km del atletismo en 3 horas y 30 minutos. Eso es a unos 5 minutos por km.

“Lo que me ayuda a llegar a la meta es saber que ahí me espera mi marido. Eso me da energía… también me esfuerzo para ser una inspiración para mis hijos, para demostrarles que no hay límites”, explica la quiteña en el club del sector de El Condado donde otros socios la detienen a su paso para felicitarla. Algunos, incluso, le dicen que ella se ha convertido en una inspiración para ellos que también se plantean sus propios retos atléticos.

“La Carito es una mujer de acero, disciplinada, no le gusta fallar en nada y eso es uno de los méritos que tiene. Es un ejemplo aquí en el club, por sus logros… también es amable, respetuosa, y entre los deportistas de Ecuador se ha ganado el respeto”, dice Joselo Flores, su guía en la natación.

Carolina Ponce espera continuar en el deporte hasta que la vida le dé fuerzas. Ella aspira a realizar al menos un triatlón por año y continuar clasificándose al Mundial. Es más, asegura que las triatletas deben ser de las pocas mujeres que se alegran al cumplir años. Esto, porque en el 2017 pasará a la categoría de 45-49 años y será una de las más jóvenes de su división de edad en la próxima temporada.  “Hay que buscar tiempo para entrenar, pero sin descuidar lo más importante que es la familia”, recalca la ecuatoriana que se clasificó a su tercer Campeonato Mundial Ironman.

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