La industria del automóvil sigue dando muestras de su liderazgo mundial e, incluso en estos momentos de incertidumbre, continúa destinando presupuestos astronómicos para investigación y desarrollo.
En un evento donde estuvo presente elmundomotor.com, se pudo conocer las últimas innovaciones de uno de los gigantes japoneses, Honda, un grupo que destina aproximadamente el 5% de lo que factura en su rama de automoción para investigación y desarrollo de nuevos productos, una cantidad que el pasado año estuvo en torno a los USD 7 000 millones.
El centro de ensayos más importante de los 23 que tiene repartidos por el mundo se encuentra en Tochigi, a unos 150 kilómetros al norte de Tokio, un lugar que sufrió serios daños a causa del terremoto que asoló el país hace solo 18 meses, pero que en la actualidad vuelve a estar perfectamente reconstruido y a pleno rendimiento.
En este sitio fue posible conocer los trabajos que se llevan a cabo en materia de seguridad activa.
Así, en un simulador se comprobaron los nuevos mecanismos de aviso al conductor ante situaciones de potencial peligro como, por ejemplo, cuando un auto se acerca por uno de los lados a un cruce al que uno se aproxima, si se está a punto de entrar en una zona de niebla, si se tiene delante a alguien que circula excesivamente despacio o si una moto viene en sentido contrario detrás de un camión y uno se dispone a girar después de que pase este.
Una cámara, una radar y un sistema de información que conecta tanto los vehículos entre sí como a estos con las infraestructuras de la vía sirven para que el automóvil sea capaz de recoger gran cantidad de datos, analizarlos y alertar al conductor de algún peligro del que no es consciente por distracción o simplemente porque no lo tiene al alcance de la vista.
Dependiendo de la situación, se enviará una alarma o el propio automóvil actuará de forma autónoma para evitar el accidente.
Incluso se trabaja con un ‘software’ de predicción que utiliza la lógica humana para determinar el comportamiento previsible de vehículos que están alrededor. Un caso práctico: se transita por el carril izquierdo de una autopista adelantando y, unos metros más allá, un auto en el lado derecho se aproxima a bastante velocidad a un camión que tiene delante. Pues bien, aquí el control de crucero activo no espera a que dicho vehículo se cruce para frenar, sino que lo hace anticipadamente, con lo cual no solo es más suave sino también más eficiente, porque no se malgasta energía en un frenazo fuerte para volver a acelerar después y alcanzar la misma velocidad a la que se conducía al inicio.
Un caso similar de eficiencia se comprobó en las pistas con un modelo real conectado a los semáforos de una supuesta avenida. En el velocímetro se indicaba con una zona iluminada el rango óptimo al que se debería circular para que pasen todos en verde sin detenerse. Mientras, un vehículo paralelo y sin ese mecanismo frenaba y aceleraba para terminar al mismo tiempo el recorrido, pero con un gasto energético innecesario.
En ese mismo circuito y también sobre un modelo Honda Legend se experimentaron gratas sensaciones con un sistema de dirección a las cuatro ruedas, donde las traseras giran ligeramente por medio de sendos brazos amortiguadores que reciben las órdenes de una unidad de control electrónica.
Eso ayuda a que las maniobras de cambio de carril y el trazado de curvas se haga de forma más rápida, suave y precisa, lo que facilita la labor del conductor.
Fuente y fotos: elmundomotor.com
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