Julio Velástegui hizo realidad el sueño de recorrer el continente a bordo de una motocicleta.
Hace 14 años, mientras estudiaba en Inglaterra, Julio Velástegui vio pasar a un hombre que viajaba en moto, sin más compañía que el equipaje que llevaba consigo. Recuerda que inmediatamente se imaginó a sí mismo como protagonista una aventura similar en el futuro.
Después de 10 años, ya en su natal Ambato, Julio tenía en mente una gran travesía por el continente americano. Entonces decidió que ya era hora de empezar a trabajar para que el sueño se hiciera realidad, con acciones concretas orientadas a lograr el gran objetivo.
Así, en el 2007 adquirió una moto KTM 525 EXC con la que empezó a involucrarse en el enduro. Una vez que se sintió lo suficientemente experimentado y seguro en la conducción para dar un siguiente paso, buscó información sobre los destinos, las rutas y demás detalles importantes para un viajero.
En este punto, el apoyo y los consejos de dos motociclistas expedicionarios como su primo Xavier León y su amigo Enrique Galarza fueron fundamentales, pues la experiencia adquirida por ambos en sus viajes a través el continente se convirtió en una fuente de información de primera mano.
También estableció contactos con comunidades de motociclistas de otros países a través de Internet, y lo más importante, se preparó debidamente para afrontar un desafío que pondría a prueba su fortaleza física, mental y espiritual en el transcurso de varios meses.
Con todo listo para iniciar una travesía bautizada como Libertad en América, Julio partió hacia el sur el 1 de diciembre del 2008, con la idea de llegar hasta la Tierra del Fuego y desde ahí empezar el ascenso hasta Alaska.
En la etapa inicial del recorrido fueron sus puntos de paso Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela y Colombia, en sentido antihorario.
No obstante, aunque la intención original era llegar a Colombia y desde ahí continuar el viaje por América Central y del Norte, en Brasil Julio supo que el presupuesto no le alcanzaría más que para completar la vuelta a Sudamérica. Así, luego de 111 días de travesía, volvió al Ecuador el 21 de marzo del 2009.
De esta primera experiencia exitosa, destaca el hecho de descubrir muchas cosas por sí mismo, más allá de la información obtenida en los libros, en los mapas, en Internet o por referencias de terceros.
“La diversidad de escenarios como el territorio desértico en el Perú, la difícil adaptación a la altitud en Bolivia, los paisajes de la pampa argentina, la inmensidad de la selva amazónica brasileña y la sinuosidad de los caminos en los Andes colombianos me llamaron mucho la atención”, asegura.
“Además, en el trayecto se derrumban mitos y estereotipos como aquellos de que en ciertos lugares te pueden perjudicar. La gente es amable y te tiende la mano en momentos de dificultad sin ningún tipo de interés, con lo cual el viaje adquiere más valor”, añade.
Dos años tuvieron que pasar para que Julio juntara los recursos necesarios para emprender la segunda parte del viaje. Esto incluía una nueva adecuación de la moto, que en el primer recorrido acumuló un total de 33 218 kilómetros.
El 22 de mayo de este año emprendió la nueva travesía, esta vez con rumbo norte. Julio atravesó Colombia hasta la costa caribeña, desde donde embarcó la moto hacia Panamá. Desde ahí cruzo a Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos, Canadá y Alaska.
En el trayecto debió tomar precauciones para evitar inconvenientes en zonas conflictivas de Centroamérica, por la presencia de pandillas organizadas, y también en el norte de México, debido a los traficantes de drogas y personas hacia Estados Unidos.
En ese país, Julio tuvo que enfrentar el único daño de consideración de la moto, pues fue necesario repararle el motor debido al desgaste producido por una mala colocación del filtro de aire.
Tras 17 días de interrupción obligatoria en los que recibió a la distancia el apoyo logístico de sus familiares y amigos, así como de KTM del Ecuador, retomó el viaje y llegó hasta Deadhorse, al borde del Océano Graciar Ártico, en Alaska.
Luego de regresar hacia el sur con un recorrido por la costa este estadounidense, y de embarcar la moto desde Florida hasta Cartagena, Julio emprendió el retorno hacia Ambato, a donde finalmente llegó el pasado 23 de octubre.
“Además de experimentar una sensación de realización personal ahora valoro más a mis seres queridos, porque tuve mucho tiempo para reflexionar sobre cuánto significan ellos en mi vida”, indica.
Una vez concluido su viaje, en el que se sintió un embajador del Ecuador en cada lugar visitado, Julio quiere transmitir su experiencia a otros expedicionarios novatos.
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LA AVENTURA EN BREVE
El futuro Para Velástegui, el viaje por Sudamérica fue la primaria y el de Norteamérica la secundaria. No descarta ir a la ‘universidad’ en un nuevo proyecto.
El registro Durante la travesía, Julio acostumbraba relatar las aventuras vividas en distintos lugares en su página web. La dirección es
juliovelastegui.com