La consecución del título mundial de Rally por parte del francés Sébastien Ogier (Volkswagen) fue una buena noticia para el deporte motor en sus más altas esferas, pues puso fin a nueve años consecutivos de dominio aplastante de su compatriota Sébastien Loeb (Citroën).
Ante la contundencia de sus resultados, nadie puede dudar de que Loeb es el piloto de rally más grande de todos los tiempos ni de que las 78 victorias de su carrera en el WRC fueron el reflejo de su capacidad al volante. No obstante, debido a la recurrencia de sus triunfos, muchos aficionados empezaron a alejarse de esa disciplina en los últimos años por considerarla demasiado predecible.
La alternabilidad de triunfos suele ser bien recibida por un buen grupo de aficionados ‘tuercas’, ya que proporciona competitividad y emoción a cada nueva cita deportiva. Por eso, puede decirse que el domingo empezó una nueva era en el Rally Mundial.
Algo parecido podría suceder en MotoGP, si el novato Marc Márquez consolida su liderato en las siguientes carreras y logra el título. En la F1, los cambios reglamentarios que entrarán en vigencia el próximo año pudieran marcar el final de la era Vettel.