La cuarta generación del legendario todoterreno de lujo británico Range Rover vio la luz hace pocos días. A pesar de su evidente actualización estética, los técnicos de Land Rover idearon la manera de mantener intactos su espíritu original y sus capacidades 4×4.
A simple vista, el nuevo ejemplar se reconoce fácilmente como el heredero directo de un legado de 42 años, pues sus líneas generales y dimensiones son muy similares a las del modelo antecesor.
No obstante, su perfil más afilado lo convierte en el Range Rover aerodinámicamente más eficiente construido hasta la fecha.
El interior ofrece un aspecto moderno en el que resaltan los detalles de diseño distintivos de Range Rover, pero con un tratamiento muy contemporáneo. El habitáculo mantiene las características básicas, con formas fuertes y marcadas, superficies limpias y elegantes recubiertas por materiales como cuero y metal de la mejor calidad.
Con 118 mm más de espacio para las piernas, las plazas traseras ofrecen mayor amplitud y confort.
Además, los clientes pueden personalizar su vehículo a la medida de sus deseos con la gran variedad de colores, acabados y detalles especiales que la firma pone a disposición de manera opcional.
A nivel estructural, el nuevo Range Rover cuenta con una carrocería monocasco de aluminio que reduce en 350 kilos el peso de la de acero que llevaba del modelo anterior. Esto supone una importante mejora en el rendimiento y las prestaciones del vehículo.
Esta estructura ligera hizo posible la introducción de un sofisticado motor turbodiésel V6 de 3,0 litros y 258 caballos de potencia en la nueva gama de modelos.
Con un rendimiento equiparable al que el propulsor turbodiésel V8 de 4,4 litros y 339 HP ofrecía en el modelo anterior, el motor más pequeño aumenta el ahorro de peso hasta los 420 kg y ofrece una impresionante reducción del 22 % en el consumo de combustible y las emisiones de CO2.
En el motor de gasolina supercargado de 5,0 litros, correspondiente a la versión tope de gama, el bajo peso de la estructura le permite restar 0,8 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h y reducir el consumo de combustible en un 9%.
Todas estas opciones de motorización están asociadas a una transmisión automática de ocho velocidades de suave funcionamiento y ágil respuesta.
También se prevé el lanzamiento de una eficiente versión híbrida (diésel/eléctrica) mucho más amigable con el medioambiente. Su objetivo es alcanzar unas emisiones de CO2 de 169 g/km.
Entre las principales innovaciones tecnológicas aplicadas al nuevo modelo se destaca la última generación del sistema Terrain Response de Land Rover, que analiza permanentemente las condiciones del terreno y selecciona automáticamente los ajustes más adecuados.
La novedosa arquitectura de la suspensión proporciona a las ruedas una excepcional capacidad de articulación y de ajuste, para hacer frente tanto a la conducción en carretera como a las condiciones más extremas y duras.
El sistema inteligente de tracción total permanente de Range Rover, con caja reductora, proporciona un desempeño sorprendente en cualquier tipo de terreno. A esa cualidad se suman una capacidad de vadeo de 900 mm y de remolque de hasta 3 500 kilos.
Con el fin de garantizar la fiabilidad y durabilidad de todos los sistemas, el nuevo Range Rover fue sometido a rigurosos tests ‘on’ y ‘off road’ durante su fase de desarrollo. Los vehículos de prueba recorrieron miles de kilómetros durante más de 18 meses por 20 países bajo condiciones extremas en todo tipo de superficies y condiciones atmosféricas.
El vehículo está repleto de ayudas electrónicas a la conducción tales como dirección asistida eléctrica, control de crucero, frenado inteligente de emergencia y control de ángulos muertos entre otros.