Si bien el cuidado estético de un vehículo es una tarea relativamente sencilla que no implica ninguna ciencia, requiere conocimientos elementales y cierto orden en la aplicación de los pasos que se deben seguir para que los resultados sean satisfactorios.
Muchos propietarios de autos prefieren hacer estos procedimientos personalmente, a manera de pasatiempos de fin de semana, o como una manera de ahorrar dinero al no tener que llevar el vehículo a un lugar especializado.
El primer paso es realizar un lavado profundo, lo cual implica utilizar productos específicos (un champú para auto y un guante o un paño de microfibra).
Después de remover la suciedad más superficial con la ayuda de una manguera o un recipiente con agua, hay que enjabonar la carrocería manualmente con la ayuda de un paño o un guante.
Aquí se debe tener el tiempo y la paciencia para aplicar una mayor presión en los lugares donde la suciedad está más adherida, que suelen ser las partes bajas como los estribos y guardachoques.
Una vez enjuagado, el auto debe ser secado inmediatamente con un paño absorbente, ya que si la tarea se realiza a plena luz del sol, las gotas de agua sobre la carrocería actúan como lupas que magnifican la acción de los rayos ultravioleta sobre la pintura.
Una vez que las superficies están secas, se procede a aplicar la cera que aportará el brillo mediante movimientos circulares, con el mismo aplicador que viene contenido en el empaque.
La cera debe retirarse con un paño seco desde el lugar donde se empezó a aplicar una vez que el proceso concluye, pues no es necesario dejarla más tiempo sobre la pintura que unos cuantos minutos.
La limpieza, que también debe realizarse con un paño seco, puede requerir cierta presión para retirar tanto la cera como pequeñas manchas que pudieran existir.
En los días siguientes se pueden aplicar aerosoles de limpieza en seco que ayudan a remover la fina capa de polvo que se forma luego del lavado y el encerado.
Para los interiores hay sustancias limpiadoras de paneles y tablero en acabados brillante y mate. Para tapicería y alfombras, las espumas limpiadoras de fácil aplicación son buenas alternativas.