Un poco más de 121 años han pasado desde que un ingeniero francés hizo una de las contribuciones más importantes en la industria automotriz. Se trata de Rudolf Diesel quien desarrolló el motor que lleva su apellido. Su descubrimiento se dio en 1893 mientras laboraba en la empresa alemana MAN. En ese año, la compañía trabajaba en la producción de motores.
Diesel estaba encargado del estudio de los motores de alto rendimiento térmico mediante el uso de combustibles alternativos en los propulsores de combustión interna. Muchos años duró la investigación que este ingeniero emprendió hasta que alcanzó su objetivo.
Pero no fue fácil puesto que en una de sus investigaciones casi pierde su vida. Y es que uno de los motores con los que estaba trabajando explotó de pronto. Por suerte solo le dejó lesiones superficiales.
Durante años, Diesel había trabajado para emplear otros combustibles diferentes a la gasolina. Debían estar basados en los principios de funcionamiento de los motores de compresión sin ignición por chispa. Los orígenes de esta tecnología se remontan a la máquina de vapor.
De esta forma fue que, a finales del siglo XIX, en 1897, MAN produjo el primer motor bajo los estudios y resultados presentados por Rudolf Diesel. La empresa utilizó un combustible poco volátil, que por aquellos años era muy usado como aceite liviano, más conocido como fuel oil. Este era utilizado para alumbrar las lámparas de las calles.
Su éxito fue muy importante en el planeta entero. Los motores de diésel tomaron la vanguardia debido a su alto rendimiento térmico. Por esta razón Daimler-Benz tomó la posta con esta tecnología y produjo el primer camión con motor de diésel del mundo en 1923.
Más tarde, MAN ofreció al mercado el primer camión con motor de diésel de inyección directa, mientras que en América solo había propulsores de gasolina. Por esta razón fue que un visionario en la mecánica, Clessie Cummins, creó la empresa de motores que lleva su nombre en 1919. Su objetivo fue producir en Estados Unidos los primeros motores de diésel destinados a la agricultura y minería. Y así fue.
Luego de los resultados positivos que obtuvo, el destino de los motores de diésel se trazó en ese país y en el resto del mundo.