El hecho de que cada una de las cinco carreras disputadas en la presente temporada de Fórmula 1 haya tenido diferentes ganadores es una buena señal de competitividad, pero nadie se explica por qué el rendimiento de los equipos es tan dispar de una carrera a otra.
La victoria de Jenson Button en Australia se interpretó como la confirmación de los buenos resultados de McLaren durante la pretemporada y se pensó que el equipo británico sería el nuevo referente de la categoría. No obstante, la escudería no ha podido repetir el resultado y su proyecto para este año empieza a desarmarse.
Sebastian Vettel, por su parte, está lejos del aplastante dominio del 2011. La victoria en Bahréin y el segundo lugar en Australia son los mejores resultados de Red Bull.
Después del triunfo de Fernando Alonso en Malasia, en condiciones muy particulares, Ferrari sabía que el estreno del paquete de mejoras al F2012 en España debía ser lo suficientemente satisfactorio para continuar apostando por sus posibilidades en la temporada.
Si bien el español no ganó, el segundo puesto obtenido, el haber liderado una buena parte de la carrera y el haber recuperado la punta de la clasificación (compartida con Vettel) deja cierta satisfacción en la ‘Scuderia’.
Pero eso no garantiza un lugar en el podio de la próxima carrera, que pudiera ganar un sexto piloto para aportar todavía más incertidumbre a una temporada atípica.
Dado su desempeño ascendente, ese sexto ganador podría ser Kimi Raikkonen, que cada vez se muestra con más condiciones de lograrlo. Incluso más que Pastor Maldonado, triunfador en España.
Hasta el pasado fin de semana, un octavo lugar en el GP de China había sido el mejor resultado del venezolano en el año. No obstante solo el sexto lugar de Bruno Senna en Malasia ya dio a Williams más puntos que todos los que obtuvo en la temporada anterior.
Para sorpresa de muchos, Maldonado el domingo incluso se dio el lujo de sobrepasar por una vuelta al Red Bull de Mark Webber.
Todo esto configura un escenario completamente inusual en la F1 reciente, que tiene complacidos a los enemigos del ganador único.