A comienzos de los años 70, con el auge económico que se estaba dando en el país (nos habíamos convertido en una nación petrolera), el parque automotor creció rápidamente. El Salón del Automóvil que se celebró en Quito en 1971 (en lo que hoy es el Palacio de los Deportes de la Vicentina) era la expresión de la nueva realidad que se vivía.
Un hecho importante también fue el paso de los competidores del Rally Londres – México, previo al Mundial de Fútbol de 1970, con pilotos de la talla de los finlandeses Hannu Mikola y Timmo Makkinen. En estE ambiente de prosperidad y de interés por la cultura del automóvil, era lógico que también en el ámbito deportivo se desarrollara una gran afición.
Habían las competencias de ruta y las de circuito se acondicionaban en las calles de las principales ciudades del país: Quito. Guayaquil, Cuenca, Riobamba, Ambato. La construcción de los autódromos de Salinas y de Yahuarcocha era consecuencia lógica de una demanda cada vez creciente de contar con sitios adecuados para la práctica del automovilismo.
En esta década, el logro mayor alcanzado por el deporte tuerca nacional fue la intervención del equipo ecuatoriano en la 24 Horas de Le Mans, en junio de 1974. El Porsche 908-2 llegó séptimo en la general y sexto en la clase de sport-prototipos. Los pilotos Guillermo Ortega, Fausto Merello y de alternante, Lothar Ranft, alemán radicado en el país, condujeron al bólido con una estrategia adecuada para culminar la prueba.
Otro de los grandes sucesos de la época fue la carrea12 Horas Marlboro, realizada en Yahuarcocha, con un circuito largo de 10 km. El vehículo triunfador fue un Ferrari 512 S pilotado por los estadounidenses Tony Adamowicz y Gregg Young. Era un modelo que competía en esos años en los campeonatos mundiales de resistencia en el grupo de sport-prototipos. Desafortunadamente, esa jornada histórica se marcó por la tragedia, ya que tras un accidente murieron cuatro personas del público.
Por otra parte, las carreras de rally retornaban luego de muchos años. Las primeras tres vueltas al país se realizaron en la década del cincuenta y la cuarta, en 1960. La quinta Vuelta que sea realizó en mayo de 1972 despertó una enorme expectativa en la población porque el trazado recorría todas las provincias de la Costa y Sierra.
El ganador fue Fernando Madera, en un BMW Alpina de 1 600 cm3. Partieron 55 autos, entre ellos, uno de Perú y otro de Chile. Los favoritos eran los autos de dos litros o más, como el Camaro de Fausto Merello, los Torino de Guillermo Ortega y Orlando Peña, los BMW 2002 de Patricio Arias, de Luis García y especialmente el Schnitzer de Marco Vivanco; el Pontiac Firebird, de Alfredo Santacruz o los Porsche 911 de Luis Larrea y Luis Valverde.
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En la década de los ochenta baja el nivel del automovilismo ecuatoriano, entre otras razones por los altos costos de los vehículos de carrera, y por el incremento de los aranceles. Varias figuras del automovilismo estaban ya retiradas.
Se retoman las vueltas al Ecuador pero ya no con los poderosos autos de los setenta. En esa década ganan la prueba, Hugo Sosa en Peugeot en 1982, Edmundo Carvajal en Alfasud en 1983, Francisco Moreno en Lada en 1984, Ernesto Dávalos en Toyota Starleten 1985, Miguel García en Renault en 1986.
Se instauró una categoría de monoplazas, como fue la Fórmula Scorpio cuyo objetivo era buscar nuevos talentos para que puedan incursionar en el mundo deportivo tanto del país como en el extranjero. Se organizaron competencias de circuito importantes como la Copa Caney en Yahuarcoha en 1987, ganada por los peruanos Carlos Ibarcenas y Gaspare de la Francesca en un Mazda RX-7.
La última fue la Caney 500 de 1989, los ganadores fueron Patricio Egüez y el peruano Jorge González a bordo de un Ford Escort.
Hay casos interesantes de una experiencia semiprofesional de un piloto, auspiciado por la casa importadora de vehículos Autofrancia que apoyó un equipo de competencia liderado por Hugo Sosa.
El modelo triunfador fue el Peugeot 505, preparado especialmente para rally. Alfonso Darquea fue el piloto más exitoso de esos años a nivel nacional. Él condujo autos Renault turbo de muy alto desempeño tanto en ruta como en circuito. Otro piloto, Edmundo Carvajal, fue campeón con la marca VW y el modelo Scirocco. En ruta también alcanzó triunfos importantes Ulises Reyes, en máquinas VW Golf GTI.
También destacaron en competencias internacionales, pilotos como Henry Taleb y Jean Pierre Michelet en los circitos de Tocancipá (Colombia), Daytona y Sebring (EE.UU.), entre otras.
En los noventa, la prueba más trascendente fue el GT Marlboro de las Américas, que se corrió en Yahuarcocha en 1996. Fue una prueba del calendario de la categoría de Gran Turismo del continente.
En octubre de 1999 se realizó la Yahuarcocha 500 con la participación de pilotos ecuatorianos y colombianos. Se destacaba el sport-prototipo Ralt RT4 del guayaquileño Henry Taleb en binomio con Jean Pierre Michelet.Esta prueba se reeditó también en el 2000 y en el 2002. Esta pareja corrió luego en un bólido Nissan GT.