El segundo puesto alcanzado el domingo por el mexicano Sergio Pérez en el Gran Premio de Malasia opacó parcialmente la victoria de Fernando Alonso y Ferrari.
El triunfo del español no deja de ser meritorio porque lo logró con un monoplaza poco competitivo y porque confirmó su gran pilotaje bajo la lluvia, pero la hazaña de Pérez tuvo matices históricos.
Para empezar, se trató del primer podio logrado por un piloto mexicano en la Fórmula 1 en 41 años, desde el tercer lugar que alcanzó Pedro Rodríguez en el Gran Premio de Holanda de 1971.
También fue el primer podio de la escudería suiza Sauber desde el tercer puesto que consiguió Heinz Harald Frentzen en Estados Unidos en el 2003, y su mejor resultado desde que incursionó en la máxima categoría en 1993.
Además, el segundo lugar de Pérez en Malasia pudo haberse convertido en primero, de no haber mediado un error de pilotaje atribuido a la presión y a la inexperiencia, a cinco vueltas del final.
Cuando la pista de Sepang empezó a secarse, el Sauber C31 recortaba casi un segundo por vuelta su desventaja respecto del Ferrari F2012. Por eso Alonso sabe que su victoria fue circunstancial, mientras que Pérez conoce el potencial del auto que conduce en condiciones más ‘normales’.
El propio Jenson Button comentó durante la pretemporada que los Sauber estarían entre los autos más rápidos de la F1 de este año, lo cual se demostró en Australia al terminar Kamui Kobayashi y Pérez sexto y octavo, en ese orden.
El piloto de Guadalajara también admitió que el C31 no está muy lejos de los autos de punta de la F1, planteando así la posibilidad de que los buenos resultados sigan acompañando a su equipo en el 2012.
Pero más allá de las opciones de cada equipo para el resto de la presente temporada, muchos interpretaron el 1-2 de Alonso y Pérez en Malasia como un anticipo de lo que sería la parrilla de pilotos de Ferrari a partir del próximo año.
Aunque compite para Sauber, Pérez pertenece a la Ferrari Driver Academy, un programa de la ‘Scuderia’ orientado a formar y potenciar el talento de pilotos jóvenes.
Ese hecho, sumado al pobre rendimiento que Felipe Massa exhibe en cada carrera (abandonó en Australia y en Malasia terminó en el puesto 15), alimentan los rumores sobre la salida del brasileño del equipo de Maranello en noviembre, para que el mexicano inmediatamente ocupe su lugar.
Los comentarios al respecto se emiten desde diferentes instancias, como si se tratara de un hecho inminente. El lunes cobraron fuerza en los medios mexicanos, italianos y españoles, alentados por el resultado de la carrera y por las potenciales ventajas de unir el talento de Alonso con el de Pérez.
Mientras tanto, la presión que todo esto genera sobre Massa es un mal augurio para él y para las expectativas de Ferrari en el campeonato de constructores.