El modelo luce un diseño moderno y estilizado. Está basado en la Clase C.
El Mercedes-Benz GLC llegó al mercado mundial este año para ocupar el espacio del GLK en la gama de SUV medianos de la marca alemana. En relación con su antecesor, tiene un diseño más estilizado y parecido a la Clase C (en la que se basa), es más espacioso y tiene un equipamiento más completo.
También tiene un coeficiente aerodinámico más bajo, lo cual deriva en un consumo de combustible menor. Su eficiencia energética es, de hecho, uno de los aspectos que más destaca el fabricante alemán de este modelo, en relación con las cifras de torque y potencia que son capaces de ofrecer los diferentes motores que componen la gama mecánica del GLC.
A ello contribuye también su menor peso, gracias a la utilización de aluminio en el techo y en el capó, y al rediseño y reubicación de varios componentes que le restan 80 kilos respecto del GLK.
El GLC tiene 4,66 m de largo y 2,87 m de distancia entre ejes.
El GLC cuenta con el sistema de tracción total permanente 4Matic de Mercedes-Benz, que le permite ofrecer un buen desempeño en caminos de segundo orden. La distribución de la fuerza motriz es de 45% en el eje delantero y 55% en el posterior.
En materia de seguridad cuenta con discos de freno autoventilados con sistema antibloqueo y asistencias a la frenada con detección de peatones y vehículos, sensores de presión de neumáticos, asistente de parqueo, alerta de fatiga del conductor, habitáculo de alta resistencia, carrocería con deformación programada, airbags frontales, laterales y de rodillas, etc.