La Mano del Desierto, una escultura ubicada cerca de Antofagasta, Chile. Foto: cortesía John Silva
John Silva tiene cuatro grandes pasiones en su vida: la fotografía (que es su profesión), el escultismo, las Vespa y los viajes. En el 2011 encontró la manera de combinar todas ellas cuando decidió recorrer Sudamérica al volante de una Vespa PX 200 a la que cariñosamente bautizó como Matilda.
35 000 kilómetros recorridos a través de 11 países, y muchas historias vividas cada día de los 20 meses que duró ese viaje, no fueron suficientes para aplacar el deseo de Silva por ‘devorar el mundo’. Por el contrario, desde el momento en que volvió a Quito, donde reside, empezó a planificar un segundo viaje que le permitiera visitar lugares a los que no pudo llegar.
Así, con nuevos bríos, planes, destinos y también con un nuevo vehículo (una Vespa GTS 300), se embarcó en una nueva aventura el 10 de octubre del 2015. Desde la Troncal Amazónica cruzó la frontera con Colombia por Lago Agrio, y desde ahí emprendió el camino hacia el sur del continente.
Su primer gran objetivo era llegar a Ushuaia, Argentina, la ciudad conocida como el fin del mundo, pues es la más austral del hemisferio sur. En su camino hasta allá bordeó la costa del Pacífico hasta Osorno (Chile), desde donde se dirigió hacia el este hasta tomar la mítica Ruta 40 argentina.
En el trayecto descubrió algunos de los paisajes más hermosos y los principales atractivos turísticos de la Patagonia argentina y chilena, tales como el Chaltén, el monte Fitz Roy, el parque nacional Torres del Paine y el glaciar Perito Moreno.
La quebrada de Las Conchas, en la ruta Cafayate – Salta, en Argentina. Foto: cortesía John Silva
Silva arribó a Ushuaia el 22 de marzo del 2016. “Llegar hasta un lugar a continuación del cual no hay nada más que agua fue una experiencia maravillosa que me dejó muy motivado para seguir imaginando más viajes”, asegura.
Desde ahí emprendió el retorno hacia el norte por la Ruta 3 de Argentina, que discurre junto a la costa del Atlántico. Pasó por Buenos Aires y fue invitado a participar en un evento especial por los 70 años de Vespa, en Rosario. Allí compartió experiencias con otros ‘vespistas’ y recorrió la ciudad en caravana, antes de retornar a la capital.
La siguiente parada de Silva fue Uruguay. Arribó a Montevideo y desde ahí, a través de la Ruta 8, viajó por el interior del país en camino hacia Brasil.
Ya en el gigante sudamericano, recorrió pueblos y ciudades del sur hasta llegar a Sao Paulo. Desde ahí se dirigió hasta Brasilia, pues conocer la moderna ciudad concebida y planificada por el genial arquitecto Oscar Niemeyer era otro de sus grandes objetivos de viaje.
El famoso salar de Uyuni, en Bolivia, infaltable lugar de paso del Rally Dakar. Foto: cortesía John Silva
En el interior de Brasil tuvo la oportunidad de repetir lugares en los cuales ya había estado en su primer viaje, mientras se desplazaba hacia Paraguay. En ese país pasó por las ciudades de Pedro Juan Caballero, Ciudad del Este, Asunción y Encarnación, donde fue recibido por amigos ‘vespistas’ y scouts que seguían su viaje a través de Internet y las redes sociales.
Después volvió a Argentina y a Uruguay para participar en otros eventos de Vespa, pues el septuagenario de la marca italiana motivó la realización de múltiples celebraciones en diferentes lugares.
Una vez hecho esto, emprendió el regreso a Ecuador, pues tenía previsto asistir a un importante encuentro Scout latinoamericano que se llevaría a cabo en Guayaquil durante los últimos días de diciembre.
El retorno no estuvo libre de inconvenientes. Un cálculo renal y posteriormente una caída le obligaron a pasar más días de los previstos en territorio argentino. Días después, un mal mantenimiento rutinario de la Vespa retrasaron su permanencia en Bolivia, pero ello no fue impedimento para conocer el salar de Uyuni, otro de los grandes objetivos de su travesía.
Un hermoso paisaje del parque nacional Torres del Paine, en Chile. Foto: cortesía John Silva
Luego de cruzar Bolivia y todo Perú, Silva llegó a Guayaquil el 31 de diciembre pasado, a tiempo para asistir al evento scout. Este viaje le permitió sumar casi 13 meses y 45 000 kilómetros a su bitácora de aventuras.
Durante su periplo, John aprovechó para organizar charlas motivacionales sobre la importancia de viajar y cómo esa experiencia llega a cambiar las perspectivas de vida de las personas. Por ahora ya piensa en su tercer viaje, en el que espera recorrer Centro y Norteamérica hasta llegar a Alaska.