Los fuertes aguaceros que Quito ha soportado desde finales de marzo han tenido una incidencia directa en el estado de las vías. Incluso en calles que hasta hace poco lucían un asfalto impecable, se han formado grandes y profundos baches que ponen en riesgo la integridad de los vehículos, y hasta la de los peatones.
Aunque el Municipio capitalino realiza una labor de mantenimiento vial permanente, la cantidad de calles afectadas es tal que su capacidad operativa no alcanza para atender a todos los sectores afectados en los plazos que los usuarios esperarían. A ello se suma el hecho de que el invierno aún no ha cesado y las lluvias siguen afectando tanto a nuevas vías como a las que ya fueron arregladas.
Los pronósticos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) dan cuenta de que el mal clima se extenderá hasta mediados de mayo. Mientras tanto, lo mejor que los conductores pueden hacer es ser más cuidadosos durante los desplazamientos urbanos, especialmente, tanto para evitar daños en sus vehículos (los baches suelen ocultarse cuando el agua deja las calles anegadas) como para prevenir accidentes en los que la lluvia juega un papel determinante.