En los frenos está la protección de los ocupantes
El sistema de frenos es, probablemente, el más importante en lo que a la seguridad de un vehículo se refiere. De su buen estado depende la protección de sus ocupantes, así como la de los demás usuarios de las vías.
La mayoría de vehículos livianos cuenta con frenos de disco en el eje delantero y de tambor en el posterior. Esto se debe a que durante una frenada, el peso del vehículo se traslada a la parte delantera, y por ello se requiere tener en esas ruedas un sistema más eficaz.
Óscar Higuera, supervisor regional de la empresa especializada Frenoseguro, explica que el sistema de frenos debe revisarse siempre cada 10 000 km de recorrido, para verificar el estado de las pastillas y discos (adelante) y zapatas y tambores (atrás), así como de otros componentes del sistema (cilindros, cañerías, etc.).
Los discos se rectifican solo dentro de ciertos límites de tolerancia.
Las pastillas pueden estar fabricadas en diferentes materiales más duros o más suaves (semimetálicos, de carbón, cerámica, etc.) y de ello dependerá su durabilidad. En promedio, deben reemplazarse entre los 15 000 y 20 000 km, dependiendo también de qué tanto use o abuse del pedal el conductor. Si los discos llegan a sufrir deformación por el uso, es necesario rectificarlos o reemplazarlos.
Del material de las pastillas depende, en parte, su durabilidad
Las zapatas, en cambio, pueden durar el doble o hasta más que las pastillas, y deben reempacarse cuando están cerca de llegar al final de su vida útil.
Cabe recordar que el de frenos es un sistema hidráulico, por lo cual se recomienda cambiar el líquido cada 30 000 km o
18 meses, para así asegurar una frenada eficaz.
Conviene confiar el chequeo de un sistema tan sensible como el de frenos a técnicos con mucha experiencia y experticia. Varias firmas especializadas ofrecen servicios de ese tipo en el mercado local.