La segunda generación tiene una figura más estilizada y robusta.
Seis años después de su lanzamiento al mercado, llega la segunda generación del BMW X1. Este SUV, el más pequeño del fabricante alemán, luce importantes cambios estéticos y mecánicos respecto a su predecesor. Ahora, el modelo es más radical en su apariencia y mejora su desempeño
sobre la carretera.
El espacio interior fue optimizado en este modelo gracias a la incorporación de nuevos motores colocados de forma transversal. Esto permitió que el habitáculo ganara en amplitud y sea más confortable para todos sus ocupantes.
El vehículo es 53 mm más alto, lo que permite que la postura de los asientos delanteros y posteriores sea más elevada en 36 mm y 64 mm, respectivamente.
Los materiales usados en el interior son agradables al tacto.
Los acabados interiores, como es costumbre en la marca germana, son de lujo y denotan la deportividad del fabricante en cada detalle. Además, el X1 incorpora lo mejor en sistemas de ayuda a la conducción y de infoentretenimiento.
La firma decidió ofrecer a sus clientes la posibilidad de adquirir este ejemplar con cinco motorizaciones diferentes, dos opciones de gasolina y tres de diésel. Estos propulsores son parte de la nueva gama de motores de BMW Group.
Para administrar la potencia generada por estos sistemas de propulsión, los ingenieros de la marca dotaron a los vehículos de una caja de cambios que puede ser manual de seis marchas o Steptronic de ocho velocidades, que también son de nueva factura.