El abandono de Lewis Hamilton en Canadá, el 8 de junio, y el de Nico Rosberg en Gran Bretaña, el pasado fin de semana, empieza a generar preocupación entre los seguidores de la escudería Mercedes ante eventuales problemas de fiabilidad.
Fallas en el motor y los frenos fueron las causas de los dos retiros que Hamilton registra en la temporada actual, mientras que un mal funcionamiento de la caja de cambios obligó a Rosberg a detener su monoplaza en la vuelta 30 de la carrera.
No obstante, en Montreal ambos pilotos padecieron problemas de pérdida de potencia de sus bólidos debido a problemas con las unidades de control electrónico, atribuidos entonces a las altas temperaturas.
A la semana siguiente de aquello, el director ejecutivo de Mercedes, Paddy Lowe, garantizó que el equipo no volvería a tener problemas de fiabilidad, ya que se habían identificado las causas de los inconvenientes y porque el equipo no estaba dispuesto a dejar escapar más victorias.
Tres semanas después su ofrecimiento se cumplió parcialmente, pues solo una de las ‘flechas de plata’ pudo terminar la carrera pero recibiendo la bandera a cuadros en primera posición.
Lo ocurrido el domingo en Silverstone deja varias lecturas. Por un lado, Mercedes puede permitirse que uno de sus autos falle porque el que quede en pista con seguridad será lo suficientemente rápido para lograr la victoria o al menos un lugar en el podio.
Además, las escuderías rivales, incluida la sorprendente Williams, está muy lejos de amenazar con alcanzar a los alemanes, y a estas alturas del año eso difícilmente cambiará.
Finalmente, los abandonos de Hamilton o Rosberg no hacen más que poner dramatismo y emoción a un duelo que premiará a su ganador con el título del 2014.