Ruperto Andrade, el maestro que dedicó su vida a los autos clásicos.
Ruperto Andrade aún mantiene la fortaleza y la vitalidad de un hombre joven, a pesar de sus 92 años. Mañana será su onomástico 93 y lo celebrará con toda su familia. Caminando por los jardines de su casa, recuerda los días en que su actividad principal era restaurar autos clásicos.
En varias ocasiones, Andrade fue contratado para conducir vehículos clásicos en bodas.
Al ingresar a su domicilio se pueden encontrar los vestigios de lo que fue el taller en el que reparó muchos vehículos de importantes personajes, no solo del ámbito local sino también internacional.
Su mirada refleja la nostalgia de los años pasados, pero al tocar sus herramientas sus ojos se llenan de recuerdos y alegrías. “Mi pasión por los automóviles nació cuando tenía ocho años. Recuerdo que vi un modelo clásico en una de las haciendas que solía visitar y en cuestión de días realicé una réplica del mismo pero a escala”, expresó Andrade con felicidad.
El ‘maestro’ posa junto a un Rolls-Royce.
Al caminar unos pasos y entrar a su hogar, el ‘maestro’, como lo conocían sus amigos y familiares, tomó entre sus manos un álbum lleno de fotografías de vehículos que había restaurado. “En mis inicios trabajaba como restaurador, pero con el paso del tiempo empecé en el campo de los autos. Estudié en el Centro de Artes y Oficios, que en la época de los años treinta se ubicaba en San Roque, centro de Quito”, aseguró.
Este es un modelo de la firma Lorraine-Dietrich de 1910.
Aunque el ‘maestro’ no recuerda con exactitud cuál fue la marca del primer auto que restauró, afirma que lo que más le llamó la atención fue que el vehículo tenía un teléfono, algo inusual para ese tiempo.
La habilidad de Ruperto fue tan excepcional que su fama trascendió al exterior. Él comenta que incluso tuvo propuestas para ir a trabajar en Europa. “En varias ocasiones me llamaron para ir a vivir y trabajar en España y en Alemania pero no acepté. Quería permanecer junto a mi familia y en el país que amo”, añadió.
Uno de los modelos reparados por Andrade.
Entre las marcas de vehículos que Andrade tuvo en sus manos se destaca: la Lorraine-Dietrich, originaria de Francia, la firma estadounidense Locomobile, Hispano Suiza, Rolls-Royce, Nash Motors, entre muchas otras.
Ruperto Andrade posa en el garaje de su casa.
Lo más admirable es que el ‘maestro’ restauraba los vehículos con apenas un catálogo y sin mucha información. Él asegura que el éxito de su trabajo radicaba en la dedicación que le ponía. Actualmente, se dedica a compartir con su familia.