La importación de 80 buses biarticulados por parte del Municipio de Quito constituye una importante iniciativa para dignificar el transporte público en la capital. El Sistema Trolebús, con algo más de 20 años de operación, ha dado muestras de un agotamiento que se expresa en la incomodidad, inseguridad e insatisfacción que cada día experimentan sus miles de usuarios.
Según se ha anunciado, la mayor capacidad de las nuevas unidades se traducirá en un mayor confort, que se verá complementado con servicios adicionales, tales como acceso a Internet wifi y puertos USB para cargar dispositivos electrónicos. No obstante, esta tentadora oferta debe implicar un notable refuerzo de la seguridad de los pasajeros en el interior de los buses, que ha sido y sigue siendo uno de los grandes problemas del transporte público.
En la compleja tarea de desincentivar el uso de vehículos particulares para descongestionar las vías urbanas y descontaminar el ambiente, el Cabildo tiene por delante un gran desafío que no se limita a contar con unidades más nuevas, más grandes y mejor equipadas. El cuidado de la integridad de los usuarios es un tema crucial en el proceso de construcción de una movilidad sostenible.