El motor, secreto de la durabilidad
La posesión de un vehículo involucra muchas tareas de mantenimiento y de cuidado para su propietario. Estas actividades preventivas, y en muchos casos correctivas, se deben realizar periódicamente y en talleres calificados, según corresponda.
Uno de los componentes que requiere mayor atención es el motor. Al ser el ‘órgano’ principal de un vehículo, debe ser supervisado cada cierto tiempo. Y es que varias de sus partes, que cumplen funciones pesadas, necesitan recibir un mantenimiento que asegure su correcto funcionamiento.
Por su naturaleza, el propulsor tiende a sufrir permanentemente un gran desgaste y a acortar su tiempo de vida útil. No obstante, un control oportuno con los especialistas evitará que el motor sufra daños que pueden prevenirse.
Los expertos recomiendan que se realice el cambio de aceite cada 5 000 kilómetros, esto como una medida básica de cuidado.
También es importante tomar en cuenta el tipo de aceite que es utilizado, pues de eso dependerá el tiempo en el que debe ser reemplazado. En el caso de los aceites de origen mineral, la sustitución se debe hacer en el kilometraje mencionado anteriormente. Mientras que en el caso de los aceites sintéticos, el cambio está determinado por cada uno de los fabricantes.
Las revisiones periódicas en talleres autorizados prolongan la vida útil de un auto.
Otra medida importante es afinar el propulsor cada 10 000 km. Este procedimiento lo debe realizar un técnico capacitado y que además disponga a la mano del equipo correcto.
Este paso es complementado con el cambio cuidadoso de filtros, de aire y gasolina, una revisión de las bujías y de los inyectores de combustible.
El motor, el secreto de la durabilidad
Si alguna de estas partes no es revisada o cambiada a tiempo, el vehículo puede perder potencia a largo plazo o reducir su desempeño, un aspecto que también traerá consecuencias en el tiempo.