El mantenimiento rutinario de un vehículo implica mucho más que cargar combustible cada vez que este está en su nivel mínimo.
Todo propietario o usuario debe saber que cada vez que se cumple cierto kilometraje o plazo se deben realizar tareas orientadas a preservarlo en óptimas condiciones.
ABC de motor y frenos, revisión del sistema eléctrico, cambio de aceite, alineación, balanceo y rotación de llantas son, entre otras, algunas de las labores de mantenimiento básico cuyo cumplimiento oportuno garantiza el óptimo funcionamiento del automotor.
En la medida en que el usuario sea riguroso con la realización de estas tareas, el vehículo será confiable prácticamente en cualquier condición, independientemente de los años de antigüedad y del kilometraje que registre el odómetro.
Si bien la alta complejidad de los componentes mecánicos actuales y la precisión de los sistemas de gestión electrónica han mejorado mucho la fiabilidad de los autos en los últimos 15 años, estas tecnologías también requieren de un mantenimiento rutinario específico.
Esto, sumado al crecimiento que el mercado automotor nacional ha experimentado en los últimos años, explica el énfasis que los representantes locales de las marcas hoy en día ponen a la posventa, así como el aparecimiento de talleres especializados que ofrecen el servicio de mantenimiento para muchas marcas y modelos.
También hay una creciente tendencia a dar un mejor tratamiento y cuidado a la parte estética de los vehículos, tanto exterior como interior, que tiene su contraparte en el establecimiento de varios de los denominados centros de detallado, donde todas las superficies del vehículo reciben un tratamiento integral con fines preventivos y correctivos.
Por ello, esta edición especial trata sobre algunos de los principales aspectos del mantenimiento vehicular rutinario. Su cumplimiento no solo logrará que su auto tenga un funcionamiento óptimo, sino que su presencia sea impecable en cualquier circunstancia.