La revisión de todos los componentes del sistema debe ser minuciosa y precisa, tanto en las ruedas delanteras como en las traseras.
Los vehículos fueron creados para facilitar la vida de las personas. Estos son utilizados a diario para viajar, trasladarse al trabajo, hacer compras, cargar mercadería, etc. Pero su uso no solo representa una comodidad sino también una responsabilidad importante.
Los propietarios de automotores deben mantenerlos en perfecto estado mecánico, pues de esto depende que se alargue su vida útil y que se eviten accidentes.
Al ser el vehículo un conjunto de elementos que funcionan de forma coordinada, todas sus piezas deben trabajar de manera óptima, especialmente las que están asociadas a la seguridad.
Las pastillas de freno tienen una duración aproximada de
20 000 km, pero esta depende de la forma de frenar de cada persona.
Este es el caso de los frenos. Los expertos recomiendan que se debe realizar un mantenimiento completo cada 5 000 kilómetros para garantizar su efectividad al ser accionados. Fabricio Corrales, jefe de servicio de Vallejo Araujo, asegura que un sistema de frenado en perfecto estado es la mejor forma de cuidar a los pasajeros y a los peatones. “En el departamento de colisiones tenemos cifras estadísticas que señalan que el 50% de los accidentes de tránsito ocurren por temas relacionados al frenado. Algunos siniestros ocurren por excesos de velocidad, descuidos del conductor y por el mal estado o mal uso del sistema de frenos. Es aconsejable mantener este sistema óptimo para cuidar la vida de pasajeros y peatones”, comentó.
Con una máquina especial se realiza una pulida del disco de freno, para evitar que este tenga alguna irregularidad o se gaste de forma desigual.
Además, el especialista dice que es fundamental que los conductores o encargados de un vehículo sepan cuáles son las señales que alertan sobre un posible mal funcionamiento en el accionar de estos elementos. “Lo primero que puede sentirse cuando están fallando es que el pedal se va muy abajo o que está esponjoso. Otra señal es cuando hay chirridos al frenar, estos significan que los frenos se recalentaron y eso hace que el material se cristalice y la efectividad de detención se reduzca considerablemente”, acotó Corrales.
Otro de los síntomas que alertan que algo está ocurriendo es al producirse un golpeteo en el pedal. Este es un signo de que el disco podría estar torcido debido al cambio de temperaturas. Esta señal no debe confundirse cuando también existe una vibración en el volante, pues lo más seguro es que esta responda a la falta de alineación y balanceo de las ruedas.
El tambor de las llantas traseras debe ser lijado en cada mantenimiento. Así se eliminan los residuos de polvo u otras sustancias externas.
Independientemente de que un vehículo sea nuevo, tenga poco recorrido o ya esté en funcionamiento varios años, su propietario debe realizar un mantenimiento preventivo de manera periódica. Pero esto no significa que solo se deba hacer un cambio de aceite del motor, sino también una revisión completa.
Es usual que durante el mantenimiento del sistema de frenos se realice una limpieza o cambio de pastillas (necesario cada
20 000 km dependiendo del estilo de conducción) y un ajuste y limpieza en los tambores de frenado de las ruedas traseras con una lija y diluyentes. También es común que se limpien o cambien las zapatas a los 40 000 km para garantizar la seguridad al máximo.
Finalmente, otro de los aspectos que se revisa es el nivel del líquido de frenos, pues es un elemento de control del estado del sistema para los técnicos.