La modernización de los procesos administrativos de las instituciones públicas debería simplificar la realización de trámites para los usuarios. En teoría, la adopción de tecnologías y su constante actualización están orientadas a optimizar el uso de los recursos (con el tiempo a la cabeza), pero en la práctica las cosas son diferentes.
El funcionamiento de las áreas de revisión y matriculación vehicular de la Agencia Metropolitana de Tránsito es una muestra de que, en ocasiones, la tradición burocrática se impone a la tan ansiada simplificación de procedimientos. Repentinos cambios de requisitos, exigencia de documentos cuya relevancia resulta dudosa, citas que no se atienden a la hora agendada y la necesidad de acudir personalmente a realizar trámites que podrían cumplirse a través de Internet, o por medio de un call center, evidencian que aún hay mucho por hacer para lograr que la institución ofrezca un servicio eficiente.
Una queja muy común entre los usuarios de entidades públicas es la falta de consideración que existe hacia su disponibilidad de tiempo. Convendría que esas organizaciones sean objeto de auditorías de procesos que tengan la finalidad de eliminar las complicaciones innecesarias que hoy presentan.