Aunque se trata de una fecha simbólica, el inicio de un nuevo año siempre es un momento apropiado para plantearse nuevos y buenos propósitos, a partir de los aspectos en los que cada persona considera que necesita mejorar.
Ejemplos hay muchos: asistir a la revisión y matriculación vehicular en el mes que corresponde y no dejar ese trámite para el último momento; mantener una actitud más relajada al conducir, incluso en las horas en las que el tráfico es más denso; o respetar los límites de velocidad establecidos para cada tipo de vía por la que se transite.
Este último punto tiene una especial relevancia tanto para la seguridad (propia, de los acompañantes y de los demás usuarios viales) como para la economía personal y familiar. En época de crisis resulta imperdonable tener que pagar importantes sumas de dinero por concepto de multas, pues una muy buena forma de cuidar el bolsillo es evitar todo tipo de desembolso innecesario.
Es normal desconocer los beneficios de los buenos hábitos mientras no se los practica, pero siempre vale la pena intentar otras formas de hacer las cosas, especialmente cuando se sabe que la manera usual no siempre es la más conveniente.