El balón oficial de cada Mundial de fútbol busca concentrar en su nombre las particularidades culturales del país organizador, concluyeron expertos alemanes tras analizar y comparar los nombres del balón que cada cuatro años atrae las miradas de todo el planeta.
La agencia Nomen International, de Düsseldorf, dividió la historia de los balones mundialistas en dos etapas: de 1950 al Mundial de Argentina 1978 el nombre elegido fue más bien neutro, pero desde el célebre ‘Tango’ en el país sudamericano se buscaron palabras que transmitieran el espíritu de un país.
El Mundial de este año, que se jugará del 12 de junio al 13 de julio, aportó una novedad. Por primera vez no fue la FIFA la encargada de elegir el nombre del balón oficial, sino los hinchas del país sede, Brasil, a través de una votación.
‘Brazuca‘ ganó con gran ventaja sobre ‘Bossa Nova‘ o ‘Carnavalesca‘. Los expertos destacaron que tanto el nombre elegido como sus dos alternativas siguen la tendencia de expresar un carácter.
Poco importa que el nombre no se entienda en todas las lenguas, como ya ocurrió en Sudáfrica 2010 con el balón ‘Jabulani’, que en zulu significa “celebrar”.
‘Brazuca‘ transmite orgullo, alegría y un toque exótico, según la jefa de Nomen, Sybille Kircher. “El nombre pasa a ser así una marca de identidad del país organizador”.
Los primeros nombres del balón oficial no explotaban esa posibilidad. En Brasil 1950 se jugó por ejemplo con el más bien abstracto ‘Super Duplo T‘ y cuatro años después Suiza se limitó a presentar el ‘Swiss WC Match Ball’.
Tan universal como poco creativo fue para los expertos el ‘Top Star’ de Suecia 1958.
El verdadero cambio llegó con el ‘Tango Durlast‘ de Argentina 1978, que inauguró para la agencia Nomen la tendencia seguida hasta hoy con ‘Tango España‘ (España 1982), ‘Azteca México‘ (México 1986), ‘Etrusco Unico‘ (Italia 1990) o ‘Tricolore‘ (Francia 1998).
Dos pelotas mundialistas que desplazaron su mensaje de lo nacional al espíritu deportivo fueron ‘Fevernova’ (Corea del Sur/Japón 2002) y ‘Teamgeist‘ (Alemania 2006). Un único balón que rompió todos las tendencias analizadas en el estudio fue el ‘Telstar‘, usado en México 1970 y luego en Alemania 1974: el nombre hacía honor a un satélite civil del mismo nombre de forma esférica, similar al de una pelota.