El usado es la opción para un presupuesto limitado. No obstante, se requiere tiempo y paciencia para dar con el modelo ideal. Foto: Ingimage
La compra de un auto implica una inversión cuya utilidad esperamos ver reflejada en nuestra vida cotidiana. Un vehículo usado es la mejor opción para compradores con presupuestos limitados, o que no están dispuestos a mantener una deuda de varios años por la adquisición de un modelo nuevo.
La oferta suele ser muy amplia y se anuncia por varios canales. Existen las ferias en casi todas las ciudades, los patios, los portales de Internet y los avisos clasificados de los periódicos, por nombrar a los más utilizados.
Pero independientemente de la fuente a la que el comprador recurra, debe saber que la compra de un auto de segunda mano (y también de uno nuevo) no es un proceso de un día.
En la búsqueda el interesado encontrará de todo: modelos que se vean bien y otros que no tanto; autos en buenas condiciones generales y otros que requieren atención mecánica urgente. Por ello es importante contar con el asesoramiento de un experto o un técnico de confianza que pueda realizar una revisión exhaustiva y avalar la compra por un precio justo, en función del estado del vehículo.
Aun así, no es conveniente gastar todo el presupuesto disponible en la adquisición. Es casi una regla general que todo vehículo usado requiere algún arreglo, por pequeño que sea, poco después de cambiar de propietario, lo cual amerita tener una reserva económica para afrontar esos costos.
Por otro lado, la situación legal del vehículo debe estar en regla. Siempre es preferible adquirir un auto a su dueño (cuyo nombre figura en los documentos), verificar la legalidad del origen y la inexistencia de multas. Este trámite se puede hacer por Internet en el sitio web de la Agencia Nacional de Tránsito, con las placas del vehículo.