El auquista Omar Pilataxi se adueña del balón ante la marca de Alexander de Jesús. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
En el minuto 48, Jimmy Delgado reclamó a uno de sus compañeros por enviar al balón al lado contrario de donde él corría, mientras que en las gradas, los hinchas reprobaron la acción con silbidos y gritos.
Esta imagen reflejó la angustia que vivieron ayer los jugadores y los seguidores de Aucas, en el partido ante el Imbabura, en el estadio Gonzalo Pozo Ripalda. Finalmente, los amarillos derrotaron 1-0 a los aguerridos visitantes.El cuadro oriental recuperó la punta de la tabla de posiciones en la Serie B, pero aún no alcanza a despegarse de los otros aspirantes a subir de categoría: River Plate, Liga de Portoviejo y Técnico Universitario, que se mantienen cerca de la cima.
El propósito del DT uruguayo Juan Ramón Silva y de sus pupilos era sacar mayor distancia de sus escoltas con el triunfo, pero la carencia de un volante creativo y la falta de puntería los hizo padecer en un encuentro cargado de emociones al final.
El tanto de la victoria llegó en el minuto 90 con un cabezazo del zaguero Federico Alonso, en un tiro libre, para algarabía de sus seguidores. Sin embargo, el técnico visitante, el brasileño Marcelo Ribeiro Gigoski se quejó en la conferencia de prensa porque aseguró que en la jugada no hubo falta a favor de los amarillos.
Una serie de imprecisiones en los pases marcó el desempeño del equipo local hasta antes de ese tanto. Los intentos ofensivos terminaron siempre a un lado de la portería que defendió el golero Édison Recalde. Lauro Cazal y Delgado lucieron desconectados, sin abastecimiento. Por eso los imbabureños los marcaron con facilidad. Y cuando el esférico llegó a sus pies, hasta ellos se enredaron.
Eso fue lo que provocó que los hinchas gritaran y silbaran permanentemente al ver a un equipo sin ideas ni movilidad. A momentos, incluso, demoraron en las salidas porque ninguno de los dirigidos por Silva supo desmarcarse para generar un buen contragolpe.
Ramiro Gordón, el directivo encargado del equipo oriental, fue otro espectador que presenció el cotejo con angustia. Él se ubicó en la zona baja de la tribuna, atrás de la banca de suplentes visitante. Estuvo solo, serio, atento a cada jugada. En el entretiempo bajó para arengar al plantel, pero en la segunda etapa todo siguió igual.
Imbabura, con el ingreso del volante Roberto Padilla y otras dos variantes, generó algo de peligro y causó mayor desesperación en los cerca de 5 000 aficionados. Así, los minutos finales fueron dramáticos.
Un cabezazo que salió apenas desviado del pórtico generó que los hinchas se levantaran de sus asientos. Los insultos llenos de rabia se escuchaban con fuerza, desde los graderíos, en cada posibilidad desperdiciada por Aucas.
Estas postales cambiaron al final, cuando Alonso causó sonrisas, abrazos y cánticos llenos de optimismo de los auquistas. La ovación desde las gradas fue el premio para los jugadores cuando abandonaron la cancha. Incluso, hasta el árbitro, John Álvarez, recibió aplausos de la afición.
Ya en los exteriores del estadio, los integrantes del plantel recibieron felicitaciones de los pocos hinchas que quedaron cerca del complejo deportivo. Les desearon suerte y pidieron entrega para afrontar el resto del torneo en la B.
Aucas se medirá la próxima fecha contra Técnico Universitario, en Ambato, otro cotejo clave en las aspiraciones orientales, un equipo que convive con la angustia.